Las premisas detrás de la homofobia

Al margen de la creciente aceptación que la comunidad parece estar teniendo en lo general hacia el tema  gay (particularmente en el campo del marketing) sobresale en nuestra sociedad un particular rechazo hacia los homosexuales que todavía está vigente, y ese rechazo, constituido por una serie de atribuciones negativas en referencia a la homosexualidad, es lo que llamamos homofobia; no importa si se maneja el tema como una carencia o un defecto, como pecado, malformación, perversión o delito, la homofobia es un acto de discriminación que descalifica a la persona de la que se hace objeto y nos negamos a relacionarnos con ella (o con él), independientemente de su forma de ser, sus ideas, su simpatía o cualquier otra característica personal.

Cuando discriminamos lo que más importa es nuestra idea de lo bueno y lo malo, basada en generalizaciones hacia una categoría de personas, categoría o etiqueta arbitraria que nos sacamos de la manga, porque tenemos prejuicios y nos permitimos ver el mundo a través de ellos. Y no importa demasiado que en los últimos años haya habido trabajos científicos, filosóficos y médicos en torno a temas como el de la homofobia, que demuestran que no hay nada en la homosexualidad que sea patológico o antinatural, lo que importa es la precaria e inargumentable idea en mi cabeza que me moviliza a discriminar y descalificar.
Y hablando de discriminar, la que se dirige hacia hombres y mujeres homosexuales es una, pero ¿qué me dirías de la que sufren los hombres y mujeres transexuales? Te invito a echarle una oreja a este podcast de Fernanda Tapia acerca de los derechos de las personas transexuales