Soltería consciente

Buenos días, buenas gentes. Mi nombre es Hernán Paniagua y no tengo una relación de pareja... ni estoy en vías de construir alguna y francamente, hace unos meses que no me ocupo demasiado en perseguir la posibilidad de un proyecto romántico. No es que no me apetezca, sino que me distraigo demasiado en muchos otros temas.

Con esto, las personas a mi al rededor me etiquetan como "persona negada para la vida en pareja", y yo pienso que eso es ya mucho decir; simplemente la cuestión no me urge porque ya tengo una muy buena relación conmigo mismo.

Vamos, que involucrarnos en una (buena) relación de pareja aporta un montón a la vida. Es fabuloso tener alguien con quien compartir lo bueno y lo malo, está genial saber que hay alguien que se preocupa por ti y por quien recíprocamente también te preocupas, alguien que te acompaña y le acompañas a lo largo de la vida... que te guarda un lugar único, ¿exclusivo? y especial en su vida, y así. Innegablemente, una (buena) relación de pareja enriquece la experiencia del día a día.


La neutralidad en Internet

Yo soy de esos que piensan que hay un antes y un después de Internet: cuando surgió la world wide web el ancho mundo se convirtió en una diminuta aldea global, pasamos de ser los más desinformados a plantearnos métodos y estrategias para administrar el exceso de información. El derecho de réplica fue una realidad al alcance de un teclado y las grandes televisoras y empresas de servicios comenzaron a tenerle miedo a tu opinión o desaprobación, mientras que Internet se convirtió en la tribuna perfecta para expresar nuestras ideas... incluso cuando estas no vayan siendo precisamente las más inteligentes.

Gobiernos enteros han replanteado sus políticas por culpa de whatsApp o Twitter en las manos de sus pueblos, y aspirantes a presidentes han tenido que llevar sus campañas a las redes sociales, aunque no entiendan de ellas lo suficiente...y el público, que antes fuera un zombie babeante de diez mil cabezas, hoy en día es un organismo participante y medianamente más organizado. Todo esto se debe a la magia del Internet, al anonimato, a la conectividad y a la neutralidad del Internet.

En particular, ¿sabes tu lo que es la neutralidad en Internet?


Comprométete a ser feliz

Seamos honestos: la vida apesta... la mitad de las veces. Solo la mitad, porque el resto del tiempo, nuestra existencia es un muy buen lugar para estar. Y no me negarás que incluso, hay temporadas en las que la vida se luce y pareciera que al universo le da por conspirar a tu favor. Las buenas rachas, sin duda que se agradecen... pero no nos podemos quedar a la espera de que la vida se ponga de buenas para nosotros darnos el permiso de ser felices, ¿O si?

No hipoteques tu felicidad a la aleatoriedad de los momentos, elije tu mejor emoción posible para cada situación. Esto no implica que te prohíbas ponerte triste, sentir miedo o enojarte, pero ¿quedarte así en el atasque durante días o semanas?, ¿cuánto te dura un coraje?, ¿cuánto te dura el estrés?

¿Cuánto suele durarte la felicidad?


¿Podemos ser felices?

Seguramente has escuchado esta eterna discrepancia: ¿la felicidad es un lugar al que se llega, o una manera de viajar?, es más, ¿la felicidad es posible, o solo un producto de mercadeo que nada más le funciona a un montón de publicistas que van detrás tu dinero?

Ya sabes: la felicidad ¿meta o mito?

Todo depende a quién le preguntes. Por ejemplo, si vas con este concepto al fundamento genético de nuestra fisiología, descubrirás que no hay ser humano que esté destinado a ser feliz, básicamente porque a nuestros organismos lo que le interesa es el bienestar de la especie en completo, no de los individuos aislados. De este modo, tienes en tu sistema límbico una fuente inagotable de flagelación e infelicidad: tu amígdala, que se lo pasa muy bien rastreando las mil y un razones para agobiarte, estresarte y conseguir que te pares de pestañas.