Meditar es cosa sencilla

Cuando inesperadamente una catástrofe le da un vuelco a nuestras vidas, la consecuencia más frecuente que nos queda, es un miedo constante que intoxica nuestras emociones matizando con diferentes tonos de gris nuestras siguientes experiencias.

Pero no es necesario vivir asustad@s. Independientemente de lo que hayamos experimentado, si te detienes a hacerte cargo de tus propias emociones, descubrirás que el miedo es una carga que no necesitas llevar a cuestas.

Deposítala en el suelo y sigue adelante. ¿Cómo?

Cierra tus ojos y respira lentamente. Tranquilízate. Desde el principio de nuestra historia, la meditación ha sido la metodología ideal para encontrar la tranquilidad, la claridad mental, y el equilibrio de nuestras emociones. La meditación te proporciona un descanso frente al peso de tus miedos, y conforme conviertes el meditar en un hábito, el miedo se vuelve un peso cada vez más ligero.

Todos sentimos miedo algunas veces, pero igualmente todos somos capaces de meditar. Elige tu manera¡!

Desgaste por empatía

IMPORTANTE: No todo el personal de salud mental es capaz de atender las situaciones de crisis, ya sea porque efectivamente en México hay pocos especialistas en psicotrauma, o sencillamente porque están ocupados haciendo labor en otro lado.

Y menos aún si no te dedicas a esto de la salud mental.

Las intervenciones realizadas por personal no capacitado puede resultar patológico para quien brinda el servicio y para quien lo recibe. Hay que tener cuidado. Si no tienes capacitación en Intervención en Crisis y estás en la posibilidad de ayudar emocionalmente a personas damnificadas, considera como una prioridad para ti misma o para ti mismo acudir en breve a una sesión de consejería o psicoterapia.

Busca u organiza grupos de supervisión de casos, de preferencia apoyados por un especialista en esto.


Por el bien de las personas a las que apoyes, te sugiero concretarte en darles contención emocional, en ayudarles a detectar alternativas y en formular estrategias prácticas acerca de cómo seguir adelante. Muchas veces la mejor intervención consiste en facilitarles información precisa y adecuada para cada caso.

19S, Sismo en CDMX

Cuando el mundo se nos viene abajo reconstruimos afuera, y reconstruimos adentro. No solo se han derrumbado edificios, casas o establecimientos y vialidades, también se han venido abajo emociones, creencias, proyectos de vida... y reconstruimos. Nosotros reconstruimos.

Pero antes de reconstruir hay que reducir los daños, y sin duda, hay que cuidar de no hacer más daño. ¿Si un edificio está colapsando, no entras tu pateando un balón por las escaleras, cierto?

Lo que publicas en tus redes sociales, por muy tuya que sea tu cuenta y muy personal que sea tu muro en Facebook, impacta contra las emociones de cientos de personas: podrías estar haciendo daño. Hoy, tu eres un medio masivo de comunicación. Te invito a ser consciente y responsable del impacto que tus palabras tienen en el interior de las personas a las que llegas.

Te lo pido por favor. Entre cuates. Como psicólogo...

Cuando descalificas a los brigadistas porque según tu, está feo que se tomen la selfie, ¿qué estas haciendo? Ojalá no tengamos que usar esa fotografía como referencia para identificar la forma en que ella o el iban vestidos en caso de un nuevo desplomamiento.

Sobreviviendo a la catástrofe

Es normal que después de un evento desafortunado, tengas un gran sentimiento de desesperanza alimentado por la impotencia. Como psicoterapeuta, yo te recomiendo combatir de raíz esas emociones tóxicas para que no estorben a tu toma de decisiones y tu capacidad de evaluar el desarrollo de los eventos.

¿Cómo?

...no des por hecho los rumores. Coteja en google u otros buscadores toda la información relevante que recibas a través de redes sociales o servicios de mensajería. Si es importante, seguramente hay ya una noticia al respecto; si no la hay, es nada más un rumor.

...busca el modo de ayudar: ya sea en brigadas, en centros de acopio o en albergues, también puedes revisar en casa qué objetos, ropa o alimentos puedes donar y etcétera. Cuando ayudamos, reafirmamos nuestro poder para tomar cartas en el asunto y abandonamos el rol de víctimas, reduciendo claramente nuestra sensación de impotencia.

...no participes en conversaciones catastrofistas, no necesitas alimentar tus creencias negativas o las de alguien más: ¿que si va a haber otro sismo?, ¿que si se va a venir abajo la torre Latino? Si no hay fundamento para lo que vas a conversar, si no es de utilidad, si no es positivo, mejor platica acerca de conejitos pachones o el más reciente partido de fútbol.

No te derrumbes

Cuando una catástrofe sucede cerca de ti o te ocurre directamente a ti, tus pensamientos probablemente se van a enganchar con las circunstancias que te rodean. El peligro es que con ellos alimentarás las emociones de zozobra, desesperanza y miedo.

...para¡! 

Da una palmada con tus manos y para, o grita DETENTE¡! y frena los pensamientos que pueden llevarte a emociones mas oscuras que nublen tu estado de ánimo y obstaculicen tus procesos de toma de decisiones.

Tendemos a futurizar, a creer que "esto" es lo peor que nos pudo haber pasado, y que ya nada será lo mismo… pero recuerda, nada dura para siempre: las cosas malas no duran para siempre, y las cosas buenas tampoco. No es algo personal, probablemente no se trata de que la vida te esté castigando ni nada por el estilo, es solo que las cosas malas suceden, y hoy lamentablemente te sucedió a ti.

Vigila que tus emociones correspondan no solamente a lo que está sucediendo, y sin ir más allá de lo que ocurre, alimentando escenarios todavía más catastrofistas... sino además, vigila que tus emociones sean lo que mejor te conviene sentir, para operacionalizar las mejores estrategias de sobrevivencia, o para la reducción del daño.

Saber discutir

En México no sabemos discutir... y tampoco le venimos manejando eso que le llaman "maneras respetuosas" de estar en desacuerdo; pero no es directamente nuestra culpa, somos la consecuencia viviente de una educación que nos condicionaba a guardar silencio.

Calladitos nos veíamos más bonitos...

Yo por ejemplo, soy lo que queda del "no los quiero ver discutiendo en clase¡!", o de la chancla voladora que aspiraba a quitarme lo rezongón. Preguntar ¿porqué? se traducía como un conflicto con la autoridad; buscar entender era como confrontar, y confrontar era ser todo un anarquista.

No es mi intención poner en tela de juicio el flaco liderazgo de las autoridades que conocí de niño... mi problema es con esta situación actual del no saber no estar de acuerdo.


¿Quiénes toman psicoterapia?

Ya instalados en el siglo XXI y en plena megalópolis, todavía hay quienes creen que solo se va a psicoterapia cuando estás completamente loco. Si supieran que los locos son las últimas personas en considerar asistir a terapia...

De cualquier manera, ¿qué es la locura? Dicen que locura es hacer una y otra vez lo mismo, esperando obtener espontáneamente resultados diferentes.

No, lo que busca quien asiste a psicoterapia es muy distinto.

En mi experiencia como terapeuta, he tenido el honor de conocer a personas que tienen muchos tipos de búsqueda... lo que a su vez les convierte en buscadores:

  • Hay quienes buscan conocerse mejor: sus lados fuertes, sus lados flacos, sus alcances personales y sus límites imaginarios, igual sus potencialidades, o sus misterios inconfesables. Ellas y ellos encuentran en la terapia un espejo que les devuelve algo con lo que construirse su propia verdad.
  • Hay quienes buscan una respuesta y llevan sus preguntas al ceno de la terapia para ensamblar las soluciones que les den satisfacción; a veces se trata de modelos experimentales para conocer mejor su mundo, a veces son simples trocitos de idea que cuando se juntan dibujan horizontes nuevos para entender la realidad.

Cuando "lo peor" sucede

Viktor Frankl, quien desarrolló la logoterapia, decía que no puedes elegir todo el tiempo lo que va a sucederte, pero siempre puedes decidir con qué actitud vas a afrontar eso que te está sucediendo... o lo que te ha sucedido.

Ese hombre vivió preso en un campo de concentración, así que algo debe saber al respecto.

Shit happens. En el mundo que compartimos, a veces pasan cosas malas... ¿cómo encaramos esa posibilidad? A veces elegimos vivir con miedo a la espera de vernos envueltos en el peor de los escenarios, hipotecamos nuestra tranquilidad apostando a un control que jamás vamos a tener. ¿Vale la pena sufrir tanto por lo que podría, pero que en la actualidad no está pasando?

A veces, efectivamente lo ¿peor? sucede, y hay que encararlo porque evitarlo no dependía de ti ni de tus decisiones. Simplemente sucede. Pero si Frankl tiene razón, podemos elegir la actitud para afrontarlo: ¿cuál es la mejor actitud posible para reducir los alcances del daño?, ¿de qué manera preservo el mayor bienestar para mi y los míos?