Cuando esto u otras situaciones aparecen bajo el aspecto de un aburrimiento frente al otro miembro de la pareja, de una pérdida de la química sexual o de un déficit importante en la comunicación, algunas parejas eligen romper, asumir el dolor de la perdida y el fracaso y buscar la construcción de una nueva relación, cada cual por su lado. Algunas otras identifican el problema cuando aún es posible negociar, y eligen concretamente abrir su relación.
Es imposible determinar el modo en que esta alternativa puede rescatar la relación, dado que la dinámica de cada pareja es distinta y lo que funciona bien para una, puede ser catastrófica para otra. Así que, si efectivamente abrir la relación es una alternativa, es necesario considerar estos cuatro aspectos:
– Tu pareja y tu deberán tomarse un tiempo para sentarse y poner las cartas sobre la mesa: ¿Quién propuso abrir la relación?, ¿Porqué? Es menester que quede bien identificada la necesidad que van a satisfacer o lo que solucionará esta decisión y si tal necesidad es personal o compartida.
– Una vez identificada la necesidad que van a cubrir abriendo la relación, establezcan reglas, no obvien nada ni den por hecho que el otro sobreentendió algo que no fue dicho. ¿Hasta donde permitirán que el tercero o los terceros penetren en la relación?, ¿Con que frecuencia?; ¿Será solamente sexual la interacción con el tercero, o lo incorporarán a su vida como pareja?, ¿Valdrá enamorarse?, ¿Se valdrá verlo cada cual por su lado, o siempre deberán involucrarse con terceros como pareja?
– Definan un espacio intocable, un momento o actividad que jamás será compartida con nadie y será terreno exclusivo para los dos. Ningún tercero tendrá acceso a este marco de intimidad.
– Finalmente, definan cómo será esa persona a la que buscarán para incluirla en la relación: su edad, nivel sociocultural, etcétera, según los atributos que para ambos sean importantes. Esto será una pauta para salir a la búsqueda.
Cuatro puntos que tienen por ingrediente central a la negociación. Hay que ser claros al hablar y tomar este diálogo tan en serio como seria sea su relación, de esto depende que lo que pudiera ser una ayuda, lo sea tal cual y no la sentencia final para la pareja. Consideren, sin embargo, que pueden existir espejismos que los conduzcan a un importante error en su decisión, algunos son, por ejemplo, el buscar fuera de su relación las respuestas que únicamente pueden encontrar al interior de ésta, a veces es mejor checar si han sido suficientemente honestos entre ambos para darse a conocer el modo en que cada cual está experimentando la relación que comparten; a veces el amor ya se terminó, e incluir a un tercero es una manera de buscar enamorarse de nuevo sin enfrentar el fracaso de la relación, ni la soledad de la despedida; y a veces uno de los dos simplemente no sabe cómo comunicarse y plantearle al otro sus necesidades, por lo que incluir a alguien más es, en realidad, agregarle un mediador a la dinámica de pareja.
¿Cómo saber que no estás equivocándote al elegir? La comunicación con tu pareja es la clave; mientras sea honesta y persistente, tendrás una mayor certeza de cómo va tu relación. Para una excelente comunicación: la confianza plena en tu compañero o compañera. No busques consejo con otros respecto a si debes o no abrir tu relación, esa cuestión les concierne a ustedes y finalmente no se trata de algo bueno ni malo, no implica necesariamente adicción al sexo o una mala relación de pareja; si lo consideras necesario, no dudes en revisar la idea con tu compañero.