lunes, 3 de junio de 2019

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El Lecho de Procusto y la homofobia

Procusto quiso ser un emprendedor desde pequeño, y después de explorar distintos modelos de negocio como la hotelería Bed & Breakfast o los Centros Spa de Tortura Punzocortante, terminó decantándose por la venta de camas a la medida.

En efecto, el ahora Zar de las Camas, reconocía el valor de un lecho cómodo y ajustado para contribuir así al eterno descanso y satisfacción de sus clientes.

La metodología de ventas era tan brillante como elemental: si al recostarse, el cuerpo del cliente era más largo que la cama, Procusto mochaba con un serrucho la parte de los brazos y piernas que sobresalían del lecho, y si el cliente por el contrario, era más pequeño que la cama, entonces solícitamente, Procusto descoyuntaba sus articulaciones a martillazos con el objetivo de estirarlo.

Excelente servicio  ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

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El Lecho de Procusto y la homofobia

Procusto quiso ser un emprendedor desde pequeño, y después de explorar distintos modelos de negocio como la hotelería Bed & Breakfast o los Centros Spa de Tortura Punzocortante, terminó decantándose por la venta de camas a la medida. En efecto, el ahora Zar de las Camas, reconocía el valor de un lecho cómodo y ajustado para contribuir así al eterno descanso y satisfacción de sus clientes.

La metodología de ventas era tan brillante como elemental: si al recostarse, el cuerpo del cliente era más largo que la cama, Procusto mochaba con un serrucho la parte de los brazos y piernas que sobresalían del lecho, y si el cliente por el contrario, era más pequeño que la cama, entonces solícitamente, Procusto descoyuntaba sus articulaciones a martillazos con el objetivo de estirarlo.

Excelente servicio  ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

Ni que decir que esta segunda estrategia, hoy en día es empleada por su eficiencia y practicidad en algunas clínicas chinas para solucionar la estatura de personas que desean ser más altas.

Fue mucha la influencia que hasta la actualidad, ha tenido la genialidad comercial del visionario Procusto, a quien podríamos nombrarlo "el Steve Jobs de la Grecia Antigua" y quien, lamentablemente, murió a manos de algún cliente insatisfecho (Teseo era un cliente espantoso). Pero habiendo muerto el hombre, se inmortalizó la idea, pues la sabiduría del “Lecho de Procusto" pervive en nuestra sociedad donde quiera que mires.