Procusto quiso ser un emprendedor desde pequeño, y después de explorar distintos modelos de negocio como la hotelería Bed & Breakfast o los Centros Spa de Tortura Punzocortante, terminó decantándose por la venta de camas a la medida.

En efecto, el ahora Zar de las Camas, reconocía el valor de un lecho cómodo y ajustado para contribuir así al eterno descanso y satisfacción de sus clientes.
La metodología de ventas era tan brillante como elemental: si al recostarse, el cuerpo del cliente era más largo que la cama, Procusto mochaba con un serrucho la parte de los brazos y piernas que sobresalían del lecho, y si el cliente por el contrario, era más pequeño que la cama, entonces solícitamente, Procusto descoyuntaba sus articulaciones a martillazos con el objetivo de estirarlo.
Excelente servicio ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️