¿Si los hombres y las mujeres tienen el mismo nivel de intelecto, porque en la historia de la humanidad, no ha habido una Leonora da Vinci, una Galilea Galilei o una Joana S. Bach? Virginia Woolf tiene la respuesta al presentarnos a Judith Shakespeare, la hermana ficticia del famoso William.

En “Una habitación propia”, ella aborda en concreto, la cuestión de por qué no ha habido una mujer Shakespeare, preguntando si esta hipotética Judith, la hermana con igual talento que William, podría haber alcanzado la misma altura que su hermano, en aquellas mismas condiciones socio – culturales de comienzos de la Inglaterra moderna.
La biografía que construye para Judith, deja claro que la respuesta debe ser rotundamente “no”, no podría haber habido una mujer Shakespeare.