lunes, 19 de febrero de 2018

Adictos a trasnochar

Hola, yo soy de esas personas que aman abrir un buen libro a media noche, regalarse una rica velada de música o salir a dar un paseo cuando la contaminación emocional y auditiva de la ciudad es mínima porque al rededor, el resto mundo duerme.

También es en la noche cuando soy más creativo o cuando el bombardeo sensorial de voces, imágenes y personas colisionando contra uno, se reduce significativamente.

Soy más productivo, me gusto más… el mundo me gusta más.

Pero como sucede con una buena copa de vino o quizá un cigarrito de vez en cuando, los problemas físicos, psicológicos y hasta sociales llegan cuando de lo esporádico pasas a cultivar un hábito consuetudinario.

Detrás de la experiencia hedonista de trasnochar, hay todo un conflicto bioquímico que eventualmente nos pasa factura.

Adictos a trasnochar

Hola, yo soy de esas personas que aman abrir un buen libro a media noche, regalarse una rica velada de música o salir a dar un paseo cuando la contaminación emocional y auditiva de la ciudad es mínima porque al rededor, el resto mundo duerme.

También es en la noche cuando soy más creativo o cuando el bombardeo sensorial de voces, imágenes y personas colisionando contra uno, se reduce significativamente. Soy más productivo, me gusto más... el mundo me gusta más.

Pero como sucede con una buena copa de vino o quizá un cigarrito de vez en cuando, los problemas físicos, psicológicos y hasta sociales llegan cuando de lo esporádico pasas a cultivar un hábito consuetudinario. Detrás de la experiencia hedonista de trasnochar, hay todo un conflicto bioquímico que eventualmente nos pasa factura. Checa, por ejemplo: