Ah!, lo que no haríamos por preservar la Familia Tradicional, esa institución tan sagrada que nació en el s. V de la Roma Antigua y que se mantiene incólume hasta nuestros días.
Núcleo de nuestras sociedades, constituida por ese conjunto de personas que pertenecen al paterfamilias, quien debe alimentar tanto a hijos como a su dama para que le sirvan y honren como los estatutos sociales mandan.
Cada paterfamilias tiene efectivamente a su dama, que etimológicamente significa “domada”, de la misma raíz latina que “domicilio”, “dominio” o “dominación”.
¿Quo vadis, domine?
Cuando una joven se casaba, se le ¿regalaba? un yugo que debía colocarse en torno al cuello para que otros señores supieran que ella ya estaba prometida; tiempito después el matrimonio se consumaba sexualmente tras aparecer la menstuación.