A veces somos afortunados /as en el trabajo y desafortunadas /os en el amor.

Pigmalión exactamente así. Él era de esos artistas famosos, onda los Marín o los Ponzanelli, cuyas esculturas adornaban los jardines de las mansiones más prominentes de Grecia; pero simultáneamente, con los temas del romance, el chavo estaba verdaderamente negado.
A la postre, era experto en encontrarle defectos al ligue que se consiguiera: unas veces que muy flaca, otras que muy gorda, que si era tonta o que se pasaba de lista, que si pero se conocieron en Tinder, que si le gustaban las bacanales, que si en su juventud había sido una virgen vestal… total, que con ninguna mujer quedaba contento.