Damas y Caballeros: el lenguaje incluyente

Género (del latín genus, -eris, clase) es el conjunto de los aspectos sociales de la sexualidad, un conjunto de comportamientos y valores (incluso estéticos) asociados de manera arbitraria, en función del sexo. 
-Wikipedia
Recientemente recibí un correo electrónico en el que se cuestiona el hábito de algunos comunicadores de especificar ambos géneros (las y los) en determinados adjetivos y sustantivos que emplean, como por ejemplo, al decir “ciudadanos y ciudadanas”. Pienso que ese mensaje refleja una opinión compartida por muchas personas, que creen que es una moda que inició Vicente Fox (expresidente mexicano) durante su sexenio; lo cual no es muy atinado, pero al menos las fechas podrían pasar por ciertas si uno no profundiza. El mismo texto describe cómo esta tendencia es una total ofensa para la sintaxis y gramática del castellano; esto último podría ser cierto.

La consideración de emplear ambos géneros en el lenguaje, especialmente cuando de cierto tipo de tópicos se trata, no es una tendencia iniciada por los políticos en el sexenio de Vicente Fox, sino por los y las investigadoras sociales que promueven una visibilidad y equidad en el discurso, que sea inclusivo y que tome en cuenta características diferenciales tanto de ellos como de ellas en un mismo mensaje. Un ejemplo: en nuestra sociedad tenemos temas que el uso ha vinculado a género específico, como el embarazo que se considera un tema para mujeres y el éxito profesional uno que suponemos para hombres. Pero cuando yo elaboro un texto sobre éxito dirigido a ellos, las mujeres que me lean no van a sentirse cabalmente incluidas en las situaciones que pueda yo plantear; y si redacto un texto sobre embarazo de riesgo o lactancia, los hombres van a pasar el tema de largo.


El 1, 2, 3 de la autoestima

La autoestima es tema protagónico en la literatura de superación personal de los años recientes. En lo que prácticamente cualquier par de libros de este género podrán coincidir, es en que una buena autoestima es la base de relaciones saludables y el logro de nuestros proyectos; además hay una relación muy estrecha entre la satisfacción que mantienes hacia tu vida y el grado en que sientes estima por tí misma o por tí mismo. Una persona que ha descuidado su autoestima, puede caer en conductas adictivas con mayor frecuencia, estar en riesgo de sufrir depresiones y atreverse menos a hacer cambios en su vida. A alguien con una autoestima saludable se le nota y le luce tanto como un buen auto o una buena marca en su ropa, y a veces mucho más.
Quien tiene escasa belleza física, pero una autoestima bien trabajada, posee ese no se que, que le vuelve irresistible. Tiene carisma, atracción y esa personalidad magnética que le lleva a sentirse bien a uno. Y lo que pasa es que quien con buenas autoestimas se junta, tarde o temprano a quererse aprende; pero más vale empezar por uno.

Una de las creencias mas firmes sobre autoestima, es que una vez que la trabajaste y la has dejado reluciente, así se queda; serias alguien con eso que le llaman: una buena autoestima. Sin embargo no pasa de ese modo. La autoestima es un rasgo de la relación que sostienes contigo y que todo el tiempo esta cambiando, porque depende de la opinión que tienes de ti mismo o de ti misma, y ese autoconcepto a veces cambia de enfoque, o crece o disminuye; y tu autoestima con él.