Los amigos: tu familia de elección

Hagamos un pequeño juego: cierra los ojos e imagina que han pasado diez años y estás en casa, sentado a la mesa cenando con tu familia. Visualízate, todavía con los ojos cerrados, sintiéndote completamente a gusto, dentro de lo que en toda su extensión puedes llamar hogar; es tuyo, te sientes acompañado y es esa compañía, la de tu familia, la que te hace sentirte fuerte, seguro y poderoso o segura y poderosa. ¿Listo? Abre los ojos y recorre con tu mirada a quien o quienes te acompañan en la mesa. ¿Esta tu pareja sentada por ahí?

La mayor parte de quienes hacen este ejercicio, efectivamente no incluyen a su pareja en la visualización, pues por alguna razón no le consideran como parte de su familia o como su familia en sí; cosa curiosa si consideramos que es con él o con ella con quien construirán un proyecto que presumiblemente habrá de durar toda la vida.

¿Qué es la familia? La actualidad es un momento social en el que los viejos esquemas están siendo desechados para abrir paso a otros nuevos, más ajustados a nuestras necesidades modernas y más realistas. El concepto de familia es uno de ellos. Hasta hace algunas décadas, el modelo familiar estaba integrado por un papá, una mamá, dos o más hijos y hasta un perro de nombre coqueto; pero de repente las mujeres y los hombres descubrieron que el divorcio se valía cuando la situación en la pareja se volvía insostenible, y entonces surgieron familias de un papá, uno o más hijos y un perro, o de una mamá el lugar del papá. También sucedió que jamás existió un papá y quedamos con una mamá soltera, los hijos y el perro, o que la mamá se enamora de su mejor amiga y entonces quedan dos mamás, los hijos y el perro, quizá dos papás; o mejor aún, un papá, una mamá, dos hijos y ningún perro.


Pareciera entonces que no hay en el mundo dos familias iguales: con un papá o dos o ninguno, con dos mamás o solamente una o también ninguna, más de un hijo o ni uno, un perro, dos o la perrera completa, quizás un gato o un dragón de Komodo, hijos naturales, adoptados o la suegra entrometida que no se regresa a su casa, el amigo que llegó hace cinco años para quedarse supuestamente solo unos meses y etcétera; todas estas son posibilidades de un modelo de familia con dinámicas de interacción bien específicas para cada uno. Cada ejemplo que se te ocurra puede, a su vez, ser el modelo de una familia perfectamente funcional.

Entonces, ¿qué es una familia? De lo anterior queda en claro que se trata de un grupo de personas, dos o más, unidos por fuertes lazos entre sí, vínculos emocionales que hacen a cada uno significativo para el otro. Hay interés mutuo, solidaridad, empatía y apoyo, además de planes compartidos que evolucionan a la par de los proyectos de vida de cada quien. Usualmente se trata de personas que comparten un mismo techo, pero no hay una regla que determine que siempre deba ser así. Y finalmente, su finalidad es formar, por así decirlo, un equipo para enfrentar los avatares de la vida. En la familia las personas encuentran el impulso para seguir adelante y pueden estar unidos por lazos de sangre, pero puede también no ser así.

De familias hay muchos tipos, mas para lo que concierne a estas líneas, diremos solamente que existe la familia biológica por un lado y la familia de elección por el otro. Ambas importantes, pero cada cual en su respectiva etapa de la vida.

La biológica es por la que se dice que uno nunca escoge a su familia; es el núcleo social donde naciste: usualmente con un papá y / o una mamá, quizá hermanos o hermanas y a veces también un participante extra como la abuelita, el tío, o ve tú a saber. A través de ella aprendes cómo funciona el universo, conoces los axiomas fundamentales de la vida e identificas el sitio que te toca entre los demás mortales. En esencial durante tu infancia o adolescencia, pero llegado el momento de la independencia, la familia biológica ya no es suficiente.

La familia de elección es la que surge después; es un círculo de confianza al que vas introduciendo, una por una, a las personas que son especiales para ti: como algunos de tus amigos, a tu pareja y a uno que otro selecto miembro de tu familia biológica. La construyes a pulso, con base a un constante ejercicio de ensayo y error, para constituir alrededor de ti el santuario social donde habrás de guarecerte para cobrar fuerzas, crecer y sentirte apoyado, aunque no necesariamente existan lazos de mutua consanguineidad. Esto es especialmente trascendental para chavos gays y chicas lesbianas que requieren de un escenario social en el cual expresar con libertad su estilo de vida homoerótica; por eso no es de extrañar que en el ambiente gay los amigos cumplan una función en extremo relevante, pues constituyen para uno su familia de elección.

Y en las familias hay roles. Cuando se trata de una familia biológica, a todos nos queda claro cuál es el papel que se espera cumpla el papá, o la hermana mayor, pero en el caso de las familias de elección, ¿cómo saber que papel le corresponde a cada quién? En este caso, el tipo de rol estará determinada por la cercanía que cada uno tiene con respecto a ti: hablábamos de un círculo de confianza, donde en el centro estás tú, cerca del centro están quienes son más importantes para ti, como tu pareja o tu mejor amigo, por ejemplo. Quiénes están más próximos al centro tienen vínculos más estrechos contigo y hay un mayor compromiso recíproco, y mayor intimidad, lo que determina el tipo de relación que sostendrán contigo y el importante papel que cumplen en tu familia de elección. Sin embargo, algo que suele estropear la dinámica dentro de los círculos familiares, tiene que ver justamente con cuáles integrantes de tu familia de elección ubicas más cercanos al centro. Cuando, por ejemplo, tienes una pareja y a él o a ella no le permites aproximarse lo suficiente, cuando sí se lo permites a un amigo o a tu mamá, por ejemplo, entonces estarás destinando el puesto de mayor compromiso e intimidad a esa persona y no a tu pareja, quien no podrá relacionarse contigo como debiera, en su calidad de compañero o compañera, porque entre su puesto dentro del círculo y tú, está otra persona a quien ubicaste más próxima al centro. Es en esas ocasiones, cuando llegan los reclamos del estilo: “…es que nunca me das mi lugar!”, ¿te suena conocido?

Échale un ojo al círculo de confianza donde está tu actual familia de elección, ya esté integrada por dos personas, cinco, veinte o cincuenta; date cuenta de quienes mantienes lejos, en la periferia, y a quienes tienes cercanos al centro: ¿están en el lugar donde deben?, considera que mientras más alejados estén de ti, será menor lo que puedas esperar de ellos; mientras que con los más próximos compartirás mayor apoyo y compromiso. Dibujar un círculo en papel y ubicar en él los nombres según como sientas que correspondan, siempre puede ser de gran utilidad; si crees que hay alguien a quien tienes olvidado porque aparece más cerca de la periferia, casi afuera de tu círculo, pero en realidad te gustaría tener más próximo a ti, entonces guarda tu hoja de papel y consigue su número telefónico. Nunca es tarde para pasar más tiempo con la familia.

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