jueves, 1 de agosto de 2024

Los juegos de rol, un laboratorio para la personalidad

Los juegos de rol (R. P. G., por sus siglas en inglés) son una fascinante combinación de narrativa, colaboración e interpretación que han ganado mucha visibilidad en la actualidad.

Son en esencia, la combinación de elementos de narración, estrategia y azar, permitiendo a las y los jugadores explorar mundos imaginarios, enfrentar desafíos y construir complejas historias que pueden variar desde simples aventuras de fantasía, cuentos y leyendas populares, hasta complejas simulaciones en mundos futuristas; la clave radica en la colaboración, la creatividad y la inmersión dentro de una narrativa viva que quienes participan, van construyendo de forma conjunta y dinámica.

Para entender realmente su impacto y valor, consideremos para comenzar, tanto la complejidad de la personalidad humana, como el papel que el juego tiene en el desarrollo y bienestar tanto de niños como de adultos.

El poder de la psicoterapia narrativa

En el ámbito de la psicología de la salud, las narrativas juegan un papel crucial en la comprensión y el tratamiento de enfermedades, es una herramienta fundamental a través de la que las personas pueden organizar y dar sentido a sus experiencias de vida. En este contexto, las narrativas son historias que permiten a quienes asisten a cosnulta expresar sus sentimientos, miedos y esperanzas, lo que a menudo conduce a una mejor comprensión y manejo de su salud.

¿Qué es una narrativa?

Desde la terapia narrativa, una “narrativa” se define como la historia o conjunto de historias que una persona construye acerca de su vida: son interpretaciones personales de los eventos, experiencias y relaciones que moldean nuestra identidad. En otras palabras, las narrativas son los relatos que creamos para dar sentido a nuestras vidas, a nuestras experiencias y al lugar que ocupamos en el mundo.

Las narrativas no solo reflejan quiénes somos, sino influyen también en cómo percibimos y respondemos a nuestras vidas. Estas narrativas pueden ser explícitas, como las historias que contamos a otros sobre nosotras o nosotros mismos, o implícitas, manifiestas en nuestras creencias y valores (o prejuicios).