Ultimamente he encontrado que en redes sociales y algunos blog, se alerta a la población en contra del llamado Pensamiento Positivo, advirtiendo de los peligros de pretender buscar la felicidad. Como si en el peor de los casos posibles, no quiera dios, acabáramos cayendo en el denigrante escenario de ser felices.

Está bien, no ignoro que hoy se nos ofrece la felicidad como un producto de suscripción al estilo de marcas como Netflix, Amazon y su extensa oferta de chacharitas, o Apple y el iPhone más reciente o así; y que al adquirir, efectivamente te descubrirás como una persona más feliz.
Me queda claro que con tanta falacia publicitaria, uno se vuelve escéptico hacia la felicidad… pero, si sabemos que no se trata de eso, ¿correcto?
O más o menos. La adquisición de un producto o servicio que está sintonizado con nuestros valores mundanos, efectivamente nos provee una forma de felicidad que es superficial y efímera, pero es felicidad a fin de cuentas… aunque sea de carácter bastante menor.