En estos días de noviembre, hemos jugado a que no le tenemos miedo al miedo, a que no nos estorba para vivir y que es tan natural como la vida misma. Nos disfrazamos de aquello a lo que tememos y sonreímos cuando alguien pretende jugar a atemorizarnos.

Hacemos una tregua con el miedo y le permitimos existir, sin ser un paria entre la diversidad de nuestras emociones.
Pero más allá del juego, la realidad es que así es la vida, y el miedo forma parte de ella.
Cuando jugamos a mirar al miedo de frente y acaso, familiarizarnos un poquito con él desde otra óptica, se nos revela que no constituye un estorbo para vivir, y que es natural, y que además, es muy saludable conectar con nuestros miedos de vez en vez.
No hay psicoterapia que nos vacune del miedo, ni religión o programa de desarrollo humano. Aunque cualquiera de ellos, puede darnos pistas, acerca de cómo dejar de verle como una amenaza.
El miedo es supervivencia, es la alarma que te dice “vete con calma, que esto es importante”; el miedo es generador de motivación y creatividad.
Te propongo que prolonguemos esta tregua, y juguemos todo el año a no temerle a nuestros miedos, a escucharlos y a entenderlos, pero sobre todo, a no usarlos como excusa para desconectarnos de la vida.
Vive, aunque vivir asuste; camina en dirección al miedo, porque es en esa ruta donde se encuentra el crecimiento. Bueno, si un león esta a punto de volverte su desayuno, o un maleante te va a atracar, corre preferentemente en dirección opuesta. Estos consejos solamente aplican para aquellos miedos que no tienen un correlato con el mundo afuera de tru cabeza, con los miedos que son reales, pero solo en tu imaginación que en veces, se pone en modo catastrófico.
El miedo no fue creado para ser un obstáculo, sino para orientarnos y motivarnos a actuar.
Una cosa mas: considera que probablemente, el miedo que anticipas pocas veces es tan duro como te lo9 habías imaginado. A veces idealizamos al miedo que todavía no estamos experimentando: más grande, más terrible, más impresionante, pero frecuentemente encontramos que todo fue mucho ruido y muy poquitas nueces.
Tenemos más herramientas para abordar el miedo, de las que creemos, acepta el desafío.
0 comentarios:
Publicar un comentario