En vísperas del 14 de febrero, valdría la pena considerar tres cuestiones invaluables para la sobrevivencia del amor.

La primera es que el amor no necesita dominar ni vigilar.
Es decir, que si una persona necesita saber en cada momento dónde está su pareja, y se enfada porque no le ha pedido permiso de salir, o espera que renuncie a su individualidad en favor de la relación, entonces esa persona no ama todavía.
Lo que sucede es que su forma de amar es todavía inmadura y ve amor donde solamente hay posesividad. Evidentemente esa no es una relación pareja.