sábado, 20 de marzo de 2021

Afilar el hacha y Homeschooling

Cuentan que en un reino lejano, muy lejano, se organizó un concurso de talar árboles y muchos leñadores con experiencia se apuntaron para participar.

Cuando dieron el banderazo de salida que daba inicio al certamen, todos los participantes corrieron hacia su árbol designado, y arremetió cada cual contra el suyo, hacha en mano y determinación en la mirada.

Había sin embargo, un leñador que no tuvo tanta prisa, y en cambio, ocupó parte de su valioso tiempo para afilar su hacha ante el desconcierto de los aficionados, los otros concursantes, y de Willy, el inocente árbol que le tocó derribar y que, habiendo tenido una vida feliz, meciendo sus ramas al ritmo del viento, veía ahora muy cercano el final de sus días.

Conforme la competencia avanzaba, cada participante descubrió que la tarea era más complicada de lo esperado, pues los árboles aguantaban con resiliencia mientras las hachas se empezaban a mellar y los músculos de los leñadores, a fatigar.

Homeschooling... y un hacha

Cuentan que en un reino lejano, muy lejano, se organizó un concurso de talar árboles y muchos leñadores con experiencia se apuntaron para participar. Cuando dieron el banderazo de salida que daba inicio al certamen, todos los participantes corrieron hacia su árbol designado, y arremetió cada cual contra el suyo, hacha en mano y determinación en la mirada. 

Había sin embargo, un leñador que no tuvo tanta prisa, y en cambio, ocupó parte de su valioso tiempo para afilar su hacha ante el desconcierto de los aficionados, los otros concursantes, y de Willy, el inocente árbol que le tocó derribar y que, habiendo tenido una vida feliz, meciendo sus ramas al ritmo del viento, veía ahora muy cercano el final de sus días. 

Conforme la competencia avanzaba, cada participante descubrió que la tarea era más complicada de lo esperado, pues los árboles aguantaban con resiliencia mientras las hachas se empezaban a mellar y los músculos de los leñadores, a fatigar. Entonces, el último leñador, el que invirtió su tiempo afilando su hacha, caminó tranquilamente hacia Willy, quien sudaba clorofila del puro terror, y así, empezando a destiempo de sus contrincantes, iniciando tarde la tarea, en escasos golpes de su hacha afilada y bien calibrada, derribó su árbol, ganando la competencia. 

De tal suerte que la vida del árbol Willy terminó, sin que nuestro amigo sufriera demasiado.

Tu propia pelicula

El hashtag en redes sociales durante este fin de semana, será seguramente la versión de Zach Snyder para la Justice League; una película estrenada en 2017, que nos presentó la épica reunión de los Superamigos (se llamaron así un tiempo durante mi infancia aquí en México) en un filme live action con Superman, Batman, la mujer maravilla y etcétera. En aquel entonces, la expectativa fue tan elevada que a muchas personas les encantó el producto entregado, y otras tantas lo odiaron. 

Entre quienes odiaron la película se encontraba el propio Snyder, quien originalmente debió abandonar la producción debido a la muerte de su hija. Finalmente, al encontrar decepcionante el producto final y habiendo mucho apoyo por parte de la fanaticada, el buen Zach se dio a la tarea de juntar recursos, voluntad y creatividad para terminar su propia versión, una que dura cuatro horas, por cierto. 

Nuevamente las opiniones acerca del producto final se van dividiendo, pero ese es tema para otro texto. Yo creo, a partir de esta anécdota acerca de una película dos veces contada, que podemos extraer una lección interesante, esta es: no importa qué historia vas a contar, lo importante es cómo vas a contarla.