Una pareja de mentiritas


Existen dos factores muy relacionados entre sí dentro de las dinámicas de pareja: el primero es el de una continua exigencia de honestidad, y el otro es la creencia equivocada de que si el amor es puro, ambos deben compartirlo todo. En realidad ambos factores son exigencias que generan la expectativa inalcanzable de que es posible vivir dentro de una total transparencia y sin fronteras entre ambos.

Y no. Los seres humanos necesitamos desarrollar diferentes aspectos de nuestra identidad como nuestra individualidad o nuestras relaciones de forma simultánea; no basta que nos avoquemos intensamente al desarrollo de alguno de esos aspectos cuando otros los dejamos descuidados, porque al final nos sentiremos igualmente incompletos o incompletas como si no hubiéramos evolucionado en lo absoluto. Y la identidad es, fundamentalmente el modo en que nos definimos como personas; algo parecido a la explicación que hacemos de quién, porqué y de qué manera voy siendo.


El camino a la asertividad

La palabra asertivo, de aserto, proviene del latín assertus y quiere decir "afirmación de la certeza de una cosa", de ahi se puede deducir que una persona asertiva es aquella que afirma con certeza y seguridad en lo que dice. La asertividad en términos generales, es un modelo de relación interpersonal que consiste en conocer los propios derechos y defenderlos, respetando a los demás; por supuesto, su premisa fundamental es que toda persona, tú, ella, ellos o yo, poseemos derechos básicos.

Como estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se diferencia y se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la agresividad y la pasividad. Suele definirse como un comportamiento comunicacional maduro en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos. Es también una forma de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia.