La felicidad es una sola moneda con dos caras que le dan equilibrio; en la práctica, ninguna de esas caras es más importante que la otra, y ambas son necesarias para consolidar el bienestar emocional.
Una cara es el hedonismo, o lo que es lo mismo, la conciencia presente de que hoy tienes ya, en este momento, todo lo necesario para ser feliz.
Al hedonismo no le preocupa invitarte a hacer lo que amas, sino a que ames lo que haces.
La otra cara de la moneda es la eudaimonía, o bien, tu compromiso contigo de alcanzar tu máximo potencial. Esta premisa que la Psicología Positiva tomó de la Filosofía Estoica, se basa en que a toda persona le produce bienestar percibir su propio desarrollo.