domingo, 27 de mayo de 2018

El nuevo analfabeta político

A partir del concepto de Bertolt Brecht, podemos decir que el analfabeta político ha evolucionado.

El nuevo analfabeta político descalifica a los que tienen ya elegida su preferencia política, pero al mismo tiempo no ha construido una propia. Se precia de no ser un derechairo o un nacarreado, aunque ella o él mismo no identifica la postura electoral a la que pertenece.

El Analfabeta Político de hoy en día, es obediente y sumiso, fluye con el va y ven mediático, a según de las tendencias y repitiendo en cualquier oportunidad los slogans y frases pegajosas de los actores en el poder, a quienes en secreto admira, pero en lo público rechaza.

En su definición de la realidad social, encuentra en las preferencias políticas un elemento de estratificación, donde un sector de la sociedad queda por arriba de la línea aspiracional, culta, ilustrada, acomodada y gente bien, y por debajo la prole mal educada, ignorante y gandalla, lacra social que no paga sus impuestos y carece de criterio.

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El nuevo analfabeta político

A partir del concepto de Bertolt Brecht, podemos decir que el analfabeta político ha evolucionado.

El nuevo analfabeta político descalifica a los que tienen ya elegida su preferencia política, pero al mismo tiempo no ha construido una propia. Se precia de no ser un derechairo o un nacarreado, aunque ella o él mismo no identifica la postura electoral a la que pertenece.

El Analfabeta Político de hoy en día, es obediente y sumiso, fluye con el va y ven mediático, a según de las tendencias y repitiendo en cualquier oportunidad los slogans y frases pegajosas de los actores en el poder, a quienes en secreto admira, pero en lo público rechaza.

En su definición de la realidad social, encuentra en las preferencias políticas un elemento de estratificación, donde un sector de la sociedad queda por arriba de la línea aspiracional, culta, ilustrada, acomodada y gente bien, y por debajo la prole mal educada, ignorante y gandalla, lacra social que no paga sus impuestos y carece de criterio. Ha simplificado su percepción del mundo mediante un dualismo maniqueo donde “ellos” son los malos y “nosotros” somos los muy buenos.