lunes, 29 de enero de 2018

¿Felicidad, o mera tranquilidad?

Algo que he aprendido dedicándome a la psicoterapia, es que a veces las personas normalizamos tanto el dolor emocional, que nos convencemos de renunciar a ser felices; ya sabes, algo como afirmar que “la felicidad no existe”, “hoy en día es imposible ser felices”, o “ya vendrá la felicidad cuando terminemos con este proyecto”.

Nos convencemos de que la felicidad es un lujo para personas privilegiadas o un premio que recibiremos cuando tengamos la ¿vida resuelta?, yo mismo no se que significa eso último.

Nos convencemos por mera Disonancia Cognitiva, una cosa que nos pasa cuando no hay congruencia entre lo que hacemos y lo que pensamos, y nada más se resuelve cuando ajusto mis acciones a las cosas que pienso… o ajusto mis pensamientos a las cosas que hago: pienso en que quiero ser feliz, pero no estoy haciendo nada al respecto, así que o le echo ganas para serlo, o me convenzo de dejar de quererlo.

¿Vivir felices o vivir tranquilos?

Algo que he aprendido dedicándome a la psicoterapia, es que a veces las personas normalizamos tanto el dolor emocional, que nos convencemos de renunciar a ser felices; ya sabes, algo como afirmar que "la felicidad no existe", "hoy en día es imposible ser felices", o "ya vendrá la felicidad cuando terminemos con este proyecto". Nos convencemos de que la felicidad es un lujo para personas privilegiadas o un premio que recibiremos cuando tengamos la ¿vida resuelta?, yo mismo no se que significa eso último.

Nos convencemos por mera Disonancia Cognitiva, una cosa que nos pasa cuando no hay congruencia entre lo que hacemos y lo que pensamos, y nada más se resuelve cuando ajusto mis acciones a las cosas que pienso... o ajusto mis pensamientos a las cosas que hago: pienso en que quiero ser feliz, pero no estoy haciendo nada al respecto, así que o le echo ganas para serlo, o me convenzo de dejar de quererlo.

O sea, ¿si le echo ganas, y no lo consigo? o bien, ¿y si asumo el riesgo de buscar ser feliz, y no lograrlo? Qué miedo¡! ...es mas fácil convencerme de apostarle a retos más sencillos. Porque claro, de algún lado aprendimos que ser felices es complicadísimo, así que no nos arriesguemos, ¿para qué nos metemos en camisas de once varas?


Falso¡!