En esta nuestra sociedad, uno de los desafíos más profundos para personas homosexuales, es la constante sensación de ser observados y juzgados por su orientación sexual. Este miedo no es únicamente una reacción ante las y los demás, sino el eco de una lucha interna por la autoaceptación; descubriendo nuestra identidad y enfrentando el proceso de asumir nuestra sexualidad, es común sentir que la diferencia con el resto de la gente es evidente: que cada persona del rededor lo nota y que esta percepción provoca rechazo.

¿De qué modo estas percepciones afectan las relaciones interpersonales y nuestra salud mental, y cómo podemos aprender a gestionar este miedo y a aceptarnos a nosotros mismos tal y como somos?, no son preguntas sencillas.
El miedo a ser visto /a
Lo dicho: frecuentemente la preocupación de que “se nota que soy gay” genera una angustia constante, especialmente en las primeras etapas de autoexploración que a veces suceden en la adolescencia, y a veces antes. La experiencia común, es la de caminar por la calle y sentir que todas las miradas están puestas sobre uno, desde el vendedor de la esquina, el conductor del Uber, hasta la señora cruzando la calle. Esto no solamente reproduce una nube de ansiedad, sino que igual, genera una falsa creencia de que la gente nos percibe únicamente a través de nuestra orientación sexual.