miércoles, 7 de agosto de 2019

El arte del perdón

Cada vez que una persona logra perdonar honestamente y desde su tierno corazón, un ángel en el cielo gana sus alas… pero luego se les llenan de ácaros y hay que darles mantenimiento y desparasitarlos, o se atoran en las turbinas de los aviones y causan accidentes y así.

Por no mencionar anécdotas como la que nos cuenta García Márquez, acerca de “un señor muy, muy viejo con las alas enormes”, que vino a perturbarle la vida a una sencilla familia colombiana, al caerles súbitamente sobre las láminas de su granero.

No, por practicidad hay que poner a revisión el perdón, para no andar por ahí haciendo estropicios.

Para muchas religiones, el perdón es un acto de amor al prójimo, que tiene un poco que ver con aquella cuestión de poner la otra mejilla. Perdonar es reencontrarse con la persona que debido a un descuido o acaso franca estupidez, te ha lastimado.

El arte del perdón

Cada vez que una persona logra perdonar honestamente y desde su tierno corazón, un ángel en el cielo gana sus alas... pero luego se les llenan de ácaros y hay que darles mantenimiento y desparasitarlos, o se atoran en las turbinas de los aviones y causan accidentes y así. Por no mencionar anécdotas como la que nos cuenta García Marquez, acerca de "un señor muy, muy viejo con las alas enormes", que vino a perturbarle la vida a una sencilla familia colombiana, al caerles súbitamente sobre las láminas de su granero.

No, por practicidad hay que poner a revisión el perdón, para no andar por ahí haciendo estropicios.

Para muchas religiones, el perdón es un acto de amor al prójimo, que tiene un poco que ver con aquella cuestión de poner la otra mejilla. Perdonar es reencontrarse con la persona que debido a un descuido o acaso franca estupidez, te ha lastimado. Para el #budismo, el perdón es un acto de compasión que, empleando otras palabras, consiste en ponerte en los zapatos apretados de la otra persona. Él o ella te han herido porque a su vez, arrastran un gran sufrimiento y es eso lo que tienen para dar.

Nadie da lo que no tiene, como el olmo, que no tiene ni una sola pera para ofrecer. Y si en mi interior hay sufrimiento de sobra, eso es precisamente lo que tengo para compartir.