La sobervivencia del amor

En vísperas del 14 de febrero, valdría la pena considerar tres cuestiones invaluables para la sobrevivencia del amor.

La primera es que el amor no necesita dominar ni vigilar. Es decir, que si una persona necesita saber en cada momento dónde está su pareja, y se enfada porque no le ha pedido permiso de salir, o espera que renuncie a su individualidad en favor de la relación, entonces esa persona no ama todavía.

Lo que sucede es que su forma de amar es todavía inmadura y ve amor donde solamente hay posesividad. Evidentemente esa no es una relación pareja. Lo que hay que hacer es respetar la individualidad y el espacio de la otra persona, delegar en el o ella ese 50% de preocupación por la relación y no esperar que provenga de nadie más que de uno o de una la felicidad personal, la confianza o la satisfacción.

Estar en pareja suma, pero no resuelve... la vida de nadie.


La neta, o sea... neta, el que una relación termine no quiere decir que haya sido una mala relación. ¿Quién te dijo que para que algo sea bueno, tendría que durar para siempre?, ¿qué en el ancho universo es eterno? Respuesta: nada. Entonces, porqué si nuestra relación termina nos enfadamos y la descartamos toda, como si toooda esa experiencia fuese desechable. Grave error¡!

Si se ha terminado, recapta todos los aprendizajes que obtuviste durante esta etapa tan íntima de tu vida, ¿qué aprendiste de cómo debe ser una pareja para ti?, ¿qué aprendiste de ti?; ¿que te deja esta relación? Atesora lo que va a servirte para seguir tu camino, y lo demás... eso si deséchalo, porque sólo es lastre.

Y da las gracias. Cultiva el agradecimiento para ayudarte a sanar, a fin de cuentas en el amor somos meros intentantes, y esa persona le apostó a intentarlo contigo, así como tu le apostaste a intentarlo con esa persona. Al final duró lo que tuvo que durar, y eso está bien.

Ojalá lo que haya durado, lo hayas disfrutado agradeciendo los frutos de tu relación, en lugar de dejar pasar el tiempo lamentando las carencias. Qué desperdicio habría sido eso, ¿no lo crees? Nada es eterno, y no sabes cuanto va a durar.

Celebra en este día el amor en grande, no únicamente el amor inmediato. Busca las maneras en que el amor está presente en tu vida, incluso si no tienes una pareja en estos momentos. El amor de tus amigos, el amor de tu familia, el amor de tus compañeros animales... celebra las razones que tienes para amarte a ti mismo o a ti misma, que espero que no te falten, y si faltan, ¿qué esperas para empezar a darte motivos para amarte un 'chingo?

Y celebra los amores que fueron, aquellos que te enseñaron a ser la persona grandiosa que eres hoy. Celebra lo que dejaron en tí para crecer tanto como lo has hecho y lo que aprendiste a través de ellos acerca del amor, de la vida y de lo que vas relación tras relación refinando como tu proyecto personal de pareja.

...y agradece.

Me pregunto si es posible amar sin sentir agradecimiento; me queda claro que detrás del falso amor, de ese que es tóxico, que tiene un montón de celos y harta posesividad, el agradecimiento tiene muy poca cabida. En lugar de agradecimiento hay ansiedad, demandas inalcanzables, expectativas inflexibles, rencor, suspicacia. Agradece, para que tu forma de amar evolucione y madure.