La masculinidad tóxica

Levanta la mano si de chiquito te dijeron: "nada más me entero que dejaste que te pegaran en la escuela, y te voy a pegar yo llegando a la casa". Puede que incluso le agregaran: "para que te vayas haciendo hombrecito".

Enseñarle a los niños a hacerse hombres es un tema bien complicado, porque en el proceso suele generarse tal colección de cicatrices, que a veces ni una vida completa alcanza para sanarlas. Por... no mencionar que muchos chavitos terminan identificándose con sus bienintencionados agresores, para transformarse ellos mismos en nuevos agresores cuando encuentran la oportunidad.

Y ¿si notaste la incongruencia principal? o sea, ¿si naciste hombre, porque se habría de pretender enseñarte a ser, lo que de cualquier manera ya naciste siendo? Ok, viene al caso entonces, dejar de hablar del sexo del niño y pasar a la noción de género, que en este caso es "masculino"... y con este tipo de prácticas, "masculinidad" adquiere además la acepción de "tóxica".

Evidentemente, masculinidad tóxica no es haberte hecho hombrecito en Chernóbil o Fukushima, sino haber aprendido a punta de cicatrices, el rol de género que te correspondía por nacer varón. En la masculinidad tóxica suele haber una identificación con el agresor, que promueve el agandalle y la competencia insolidaria. Es definirte bajo la prohibición de NO ser como las mujeres, NO ser como los niños y NO necesitar jamás ayuda.

Entonces, ¿qué SÍ es la masculinidad? ...concretamente, vaya uste’ a saber.

Definir lo masculino a partir de negaciones, abre total posibilidad de que cualquiera cuestione que efectivamente lo vengas siendo. Las reglas son claras: "tienes que ser un verdadero hombre", aunque la neta no tengas ni fruta idea de por dónde se va a eso. NO puedes llorar, NO puedes entregarte al cariño, NO puedes fracasar, NO debes tolerar, NO debes derrumbarte, NO debes necesitar de nadie... pero debes mantener a una esposa y algunos hijos, y de algún modo ser feliz. Aunque en realidad eso último no es tan importante.

Ganas bono social si no eres #mandilón y no te conformas con una sola esposa cuando puedes tener varias.

En ciertos ámbitos donde hay un #DiscursoDeGénero poco reflexionado, se habla mucho de los "privilegios de la masculinidad", los cuales son reales... no hay forma de negarlo; en una sociedad estratificada a través del género, donde ellos están arriba de ellas, los derechos de la masculinidad saltan a la vista. Pero así como el universo da, lo mismo el universo quita, es decir: cada derecho conlleva una severa obligación.

Así que la masculinidad tóxica confiere derechos, en efecto, pero también obligaciones de las que honestamente podríamos prescindir; aún a costa de renunciar a los presuntos privilegios que uno recibe por ser hombre. Porqué, ¿qué sentido tiene abrazar unos derechos que a la larga te quiebran como persona?

El objetivo de cuestionar la masculinidad que es tóxica, radica en abrir tres dimensiones de posibilidad:

  • La posibilidad de entender y quizá reconciliarme con quienes trataron de implantarme una forma tóxica de ser hombre, porque les preocupaba posiblemente, que yo pudiera o no encajar en una sociedad estratificada por el género.
  • La posibilidad de reconciliarme conmigo y establecer mi renuncia, porque pese a que me esfuerzo, no logro alcanzar este ideal tóxico de masculinidad; o porque no acepto el costo que esta obligación implica, que es básicamente, vivir emocionalmente desconectado de las y los demás.
  • La posibilidad de no ser a mi vez un bienintencionado agresor, que trate de inculcar una masculinidad tóxica en los nuevos hombres que se van incorporando a nuestra sociedad, y en una de esas, contribuir a una sociedad más saludable donde nadie tenga que ser una persona rota para lograr encajar en esquemas prehistóricos.

Evidentemente no se trata de abolir la masculinidad como categoría, sino de permitir que cada persona vaya construyendo su forma de ser a partir de la escucha de sus propias necesidades, expectativas y apetencias; y como sociedad, validar la construcción que cada quien haya hecho con las dosis precisas de masculinidad y feminidad que le vengan en gana.

No se trata de dejar de hablar de masculinidad... al contrario¡!, la invitación es pasar de una sola, a empezar a hablar de diversas y muchas masculinidades, y que cada quien se haga bolas con la suya; pero sin cicatrices por favor.

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