El 1, 2, 3 de la autoestima

La autoestima es tema protagónico en la literatura de superación personal de los años recientes. En lo que prácticamente cualquier par de libros de este género podrán coincidir, es en que una buena autoestima es la base de relaciones saludables y el logro de nuestros proyectos; además hay una relación muy estrecha entre la satisfacción que mantienes hacia tu vida y el grado en que sientes estima por tí misma o por tí mismo. Una persona que ha descuidado su autoestima, puede caer en conductas adictivas con mayor frecuencia, estar en riesgo de sufrir depresiones y atreverse menos a hacer cambios en su vida. A alguien con una autoestima saludable se le nota y le luce tanto como un buen auto o una buena marca en su ropa, y a veces mucho más.
Quien tiene escasa belleza física, pero una autoestima bien trabajada, posee ese no se que, que le vuelve irresistible. Tiene carisma, atracción y esa personalidad magnética que le lleva a sentirse bien a uno. Y lo que pasa es que quien con buenas autoestimas se junta, tarde o temprano a quererse aprende; pero más vale empezar por uno.

Una de las creencias mas firmes sobre autoestima, es que una vez que la trabajaste y la has dejado reluciente, así se queda; serias alguien con eso que le llaman: una buena autoestima. Sin embargo no pasa de ese modo. La autoestima es un rasgo de la relación que sostienes contigo y que todo el tiempo esta cambiando, porque depende de la opinión que tienes de ti mismo o de ti misma, y ese autoconcepto a veces cambia de enfoque, o crece o disminuye; y tu autoestima con él.


Visualiza tu autoestima como un globo picado que necesitas mantener inflado. Le soplas y se hincha, dejas de hacerlo y se desinfla; esto te obliga a estarle soplando todo el tiempo. Tu autoestima necesita que estés alimentándola todo el tiempo. Alguien con una buena autoestima, no es entonces alguien que nunca se caiga gordo, sino la persona que sabe cómo y por donde soplarle a su autoestima para que no se le desinfle. Diariamente, sin prisa pero sin pausa, la vas alimentando con actividades que te hagan sentir eficiente, ya sean pasatiempos o proyectos laborales, buenas amistades que te devuelvan una imagen agradable de ti, decisiones adecuadas para estar cada vez más orgullosa de ti u orgulloso.

Parte de tu autoestima se consolida también en quién eres, y esa definición de ti es un factor de orgullo y autoestima; por eso evalúa todos los aspectos con los que conformas tu identidad y checa cuáles te hacen sentir mejor, cuáles te son más sencillos de salir al mundo a presumirlos. Yo, por ejemplo, soy mexicano, hombre, psicólogo, adulto contemporáneo, me gusta el ejercicio, leer y etcétera. Para alimentar mi autoestima he de elegir alguno de esos atributos (o de preferencia varios, los que más me gusten) y hacer planes y tener actividades o estimular más relaciones interpersonales que subrayen ese atributo. Un ejemplo: si valoro ser psicólogo, cada cosa que haga desde ese factor de mi identidad alimentara mi autoestima; así, puedo rodearme de amigas y amigos psicólogos, ir a congresos de psicología, escribir artículos de divulgación sobre psicología y etcétera, y todo lo que haga en relación a eso que valoro, va a nutrir la estima que siento por mí.

¿Qué es lo que tu valoras, que podría ayudarte a nutrir tu autoestima?
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Ahora la otra cara de la moneda, ¿hay aspectos negativos a través de los cuales también me defino?, probablemente si, e identificarlos es un importante ejercicio de autocrítica. Al contrario que en el párrafo anterior, cada cosa que yo evite hacer o decisión que evite tomar en relación a los aspectos desagradables de mi identidad, van a proteger mi autoestima: si ubico que soy flojo, y no me gusta serlo, deberé tomar acciones que me alejen de la flojera. Si no me gusta el trabajo que tengo, si ya no me gustan las amistades que conservo, debo proteger mi autoestima desprendiéndome de lo que me estorva para desarrollarme.

Y entre lo que puede ser un obstáculo para que podamos nutrir nuestras autoestimas, hay que tomarnos en serio determinados valores sociales que hoy en día están mal entendidos: la humildad, la modestia. Bajo la consigna de que "creerse mucho" es malo, las personas evitamos decir o incluso pensar que somos grandiosos, porque sentimos que de esa manera descalificamos a los demás. Pero imagina que llega el jefe a tu oficina y te dice "señorita Gutierrez (o señorito, según convenga), estamos considerando ajustar los salarios y quiero que me informe de sus avances en este puesto para considerarle en el nuevo plan de incentivos". Gutierrez puede decir con humildad que sólo ha hecho su chamba, o puede en verdad sacar cifras y evidencias de su buen desempeño para convencer al jefe de que merece ese aumento.

La vida nos plantea muchas situaciones así, en las que hemos de presumir nuestra grandeza a quien quiere asociarse con nosotros, ser nuestra pareja o cualquier otra posibilidad en la que necesitemos hablar bien de nosotros mismos. ¿Tu a que estas más habituado o habituada, a hablar bien o mal de ti, o de plano a mejor no hablar?, si hablaras de ti ¿de qué sentirías más orgullo?, ¿que harías si la vida te preguntara qué hay de grandioso en ti?

Puede que mañana, cuando te levantes, te mires en el espejo y no encuentres nada simpático a tu reflejo; entonces te harás esa misma pregunta y tendrás que responder para que tu autoestima no se desinfle. ¿Que hiciste hoy que te haga sentirte orgulloso u orgullosa el día de mañana?

1 comentario:

  1. Me gusta el estilo sencillo en que esta escrito este articulo, pero sobre todo, me ayuda a tener mas en claro el concepto de la autoestima que, como ha mencionado Hernan, es importante para mantener armonia psicologica personal, ya que, como nos explica, incide mucho en la satisfacion que podemos experimentar con respecto a nuestra vida

    Pedro F.
    rosano_ana@yahoo.com.mx

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