Para nadie es extraño afirmar que la familia en México es una institución fundamental para el desarrollo tanto de las personas, como de sus identidades, y tampoco es nuevo pensar en la influencia que mantiene la familia sobre el bienestar social y personal, además de que hay factores externos que ponen en entredicho su desarrollo económico, emocional e incluso biológico; a partir de todo eso, tiene mucho sentido promover un abordaje psicoterapéutico que, desde una epistemología sistémica, considere a la entidad familiar como el sujeto de sus estrategias e intervenciones.

En este sentido, la Terapia Familiar de enfoque sistémico aborda a las familias como un conjunto de individuos que, al mantenerse en cotidiana interacción, conforman un sistema, es decir, una unidad en sí misma, poseedora de sus propias reglas y pautas organizativas que tienden a una constante autorregulación con el fin de preservarse.
Dentro de una familia, el malestar o bienestar de cada uno de los integrantes va a repercutir en el bienestar del resto de miembros del sistema e, incluso, en su estructura completa.