Adictos a trasnochar

Hola, yo soy de esas personas que aman abrir un buen libro a media noche, regalarse una rica velada de música o salir a dar un paseo cuando la contaminación emocional y auditiva de la ciudad es mínima porque al rededor, el resto mundo duerme.

También es en la noche cuando soy más creativo o cuando el bombardeo sensorial de voces, imágenes y personas colisionando contra uno, se reduce significativamente. Soy más productivo, me gusto más... el mundo me gusta más.

Pero como sucede con una buena copa de vino o quizá un cigarrito de vez en cuando, los problemas físicos, psicológicos y hasta sociales llegan cuando de lo esporádico pasas a cultivar un hábito consuetudinario. Detrás de la experiencia hedonista de trasnochar, hay todo un conflicto bioquímico que eventualmente nos pasa factura. Checa, por ejemplo:


Como has actuado en discordancia con tu reloj biológico, tu organismo deja de producir melatonina (la hormona del sueño) en las cantidades suficientes, de modo que pierdes la posibilidad de poder elegir dormirte temprano, aún cuando llegaras a necesitarlo. Entonces llega el insomnio.

También está el cortisol. Mientras intelectualmente disfrutas desvelarte, tu cuerpo lo sufre bastante porque ignora qué es lo que te impide descansar, y este sufrimiento fisiológico se traduce en estrés. Eso implica que aún al día siguiente, tu cuerpo estará alterado y muchos de sus procesos fundamentales como el digestivo, el inmunológico o el nervioso, estarán desacelerados por esta hormona. Y si todavía vuelves a desvelarte la noche siguiente, y la que sigue de esa... pues, peor.

Además, la adicción a trasnochar vuelve completamente inútil el que vayas al gimnasio, en el caso de que habitúes hacerlo, porque tu cuerpo aprovecha el entrenamiento para repararse y crecer durante la noche, gracias a que el sueño libera hormona del crecimiento; esto implicaría que solo irías a desgastarte, no a entrenar. Consecuencia de ello van a ser las famosas contracturas, esguinces o desgarros.

Y finalmente están tus neurotransmisores como la dopamina, que también se recuperan durante el sueño; o no, si no dormimos lo suficiente. Es habitual que a la mañana siguiente, cualquier persona pueda despertarse desmotivada, con malestar emocional y baja autoestima, precisamente porque la bioquímica de sus emociones está descompuesta. Depresión en toda regla, que se soluciona de una forma tremendamente simple: durmiendo.

Ahora que operativamente, si te duermes tarde, te levantas tarde y con cansancio, el día te rinde mucho menos y apenas  tienes espacio para hacer lo que inevitablemente tienes obligación de hacer, que regularmente es ir a trabajar. Entonces tu calidad de vida va a la baja porque tus días se van en el trabajo y no tienes tiempo ni energía para otras cosas, como ver a tus amigos o convivir con tu familia... hasta que la noche llega y nuevamente puedes disfrutar desvelarte.

Es un circulo vicioso, ¿cierto?

Entonces, desvelarse es un placer... o al menos, definitivamente lo es para mi; pero a mediano o largo plazo, este hedonismo en exceso termina por sabotear cualquier desempeño en el contexto de mis proyectos personales, afectando la percepción de mi mismo acerca de ser un hombre exitoso y eficiente.

Levantarme temprano en consecuencia de dormirme temprano, es cada día un éxito personal para mi, y está bonito iniciar el día con al menos un éxito pequeñito... para de ahí, seguirse uno con éxitos mayores.

¿Alguien más tiene este reto con sus hábitos del sueño?

1 comentario: