martes, 26 de marzo de 2019

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Afrontando la procrastinación

Procrastinar. Acción y efecto de postergar las tareas a realizar.

En un enunciado, el concepto quedaría como: “yo procrastino” o “él procrastina”, “ellas procrastinan” y “vosotros procrastinaréis” …en algún momento, porque la procrastinación es más un dilema social, que una debilidad de la personalidad.

Así que en materia de procrastinación, el que no cae, tarde o temprano resbala.

Hoy en día se habla mucho de este fenómeno, tanto porque estamos envueltos por un sistema altamente preocupado por la productividad; como porque efectivamente, la procrastinación está impidiendo que muchas personas alcancemos nuestros objetivos individuales.

Nos envuelven cotidianamente tantos distractores, que cada vez es más complicado enfocar nuestra atención.

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Afrontando la procrastinación

Procrastinar. Acción y efecto de postergar las tareas a realizar. En un enunciado, el concepto quedaría como: "yo procrastino" o "él procrastina", "ellas procrastinan" y "vosotros procrastinaréis" ...en algún momento, porque la procrastinación es más un dilema social, que una debilidad de la personalidad. Así que en materia de procrastinación, el que no cae, tarde o temprano resbala.

Hoy en día se habla mucho de este fenómeno, tanto porque estamos envueltos por un sistema altamente preocupado por la #productividad; como porque efectivamente, la procrastinación está impidiendo que muchas personas alcancemos nuestros objetivos individuales. Nos envuelven cotidianamente tantos distractores, que cada vez es más complicado enfocar nuestra atención.

Hay que agarrar el toro por los cuernos y plantearnos estrategias de sobrevivencia anti - procrastinación, si no queremos ahogarnos en un desencanto sostenido por no materializar jamás nuestros planes. El concepto en peligro es "autoeficiencia": ¿qué tan segura o seguro estás de que puedes concretar lo que te propones? Si tu fuerza de voluntad es víctima consuetudinaria de la procrastinación, entonces probablemente, esa certeza de ser eficiente en tus proyectos, puede andar bastante flaca.

miércoles, 6 de marzo de 2019

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Desobediencia + Consciencia

En una dimensión paralela, a miles de galaxias de la nuestra, hay un dios que por inventarse algún hobbie, creó un cielo y una tierra con su respectivo Paraíso para lo que se pudiera a ofrecer. Ahí, siguiendo la costumbre de cualquier génesis que se precie de serlo, colocó al Adán y a la Eva de turno.

La polémica entonces se desata: que si no era Eva, que se llamaba Lilith, que si el simio, que la costilla, y Darwin qué se yo; eso nada más sirve para complicar la historia.

Saltémosnoslo.

Ocurrió que ese dios dejó a Adán y a Eva pulular a sus anchas por el Paraíso, sin mediar en la bonita experiencia más que con una simple regla: de ese Árbol del Conocimiento, les dijo, si… de ese que está en el centro del Paraíso, abajo de los reflectores y con bonitos listones de colores que le hacen resaltar 24 horas al día, de ese que tiene unas jugosas manzanas bien sabrosísimas que a kilómetros se nota que serían un tremendo manjar de sólo darles una pequeña mordida, de ese pues, no habéis jamás de comer.

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Desobediencia + Consciencia

En una dimensión paralela, a miles de galaxias de la nuestra, hay un dios que por inventarse algún hobbie, creó un cielo y una tierra con su respectivo Paraíso para lo que se pudiera a ofrecer. Ahí, siguiendo la costumbre de cualquier génesis que se precie de serlo, colocó al Adán y a la Eva de turno. La polémica entonces se desata: que si no era Eva, que se llamaba Lilith, que si el simio, que la costilla, y Darwin qué se yo; eso nada más sirve para complicar la historia. Saltémosnoslo.

Ocurrió que ese dios dejó a Adán y a Eva pulular a sus anchas por el Paraíso, sin mediar en la bonita experiencia más que con una simple regla: de ese Árbol del Conocimiento, les dijo, si... de ese que está en el centro del Paraíso, abajo de los reflectores y con bonitos listones de colores que le hacen resaltar 24 horas al día, de ese que tiene unas jugosas manzanas bien sabrosísimas que a kilómetros se nota que serían un tremendo manjar de sólo darles una pequeña mordida, de ese pues, no habéis jamás de comer.

¿Que clase de sádico demiurgo cometería tamaña crueldad de poner la tentación prohibida en tan chulo escaparate y al alcance de los muchachos?