COVID - 19: La Sindemia

En el contexto de las ciencias de la complejidad, tú puedes predecir el movimiento de un péndulo a través de una fórmula matemática, lo mismo puedes predecir el movimiento de un péndulo que cuelga de otro péndulo, a través de otra fórmula matemática bastante más compleja; y no importa si no sabes de matemáticas, porque en YouTube hay tutoriales para todo. 

La cuestión se complica al infinito, cuando tienes un péndulo que cuelga de otro péndulo, que a su vez cuelga de otro péndulo. En este momento, ni la ciencia, ni YouTube, cuentan hoy con modelo matemático que prediga una sinergia tan compleja entre magnitudes y vectores. Aquí entran en acción las ciencias de la complejidad para ayudarnos a entender lo que ha dejado de ser simple. 

El pensamiento simple nos orienta que para entender una molécula de agua, basta con que analices por un lado el oxígeno y por el otro el hidrógeno… y si le haces caso, ahí te encargo los resultados…

Científicamente, en un modelo experimental tienes que evaluar las variables que no controlas y buscar modelos matemáticos que te permitan predecir estas variables (llamadas extrañas: variables extrañas). Existen muchos fenómenos en el universo que alcanzan este nivel de complejidad, para el que no es sencillo establecer una predicción estadística o matemática. Las pandemias son un ejemplo de este tipo de fenómenos. 

Es por eso que ni infectólogos ni políticos, pueden predecir con exactitud las futuras estadísticas de una epidemia. 

Es aquí donde viene a cuento hablar del Pensamiento Sistémico, que es una meta - teoría que alimenta muchas teorías, en muchas disciplinas del pensamiento científico. Estoy seguro que has escuchado el pensamiento sistémico en la biología, en la medicina, en la economía, en la política internacional, en la psicología, y un tremendo e inagotable etcétera. 

El Pensamiento Sistémico entiende cualquier cosa o evento, en el contexto de su relación con otras cosas o eventos. Nada existe aislado de lo demás en el universo; nada existe en el vacío, porque al universo no le agradan demasiado los vacíos. 

Entonces  volvamos al tema de las pandemias. Una pandemia es una crisis sanitaria generalmente de carácter infeccioso, que se ha extendido tanto, territorialmente, que ya ha rebasado los límites de un solo continente.

Definir la crisis del COVID - 19 como una “pandemia”, nos conduce a  generar estrategias de resolución que corresponden a esa definición que le hemos dado. Cualquier solución que imaginemos, queda acotada y circunscrita a esa misma definición: una “pandemia” se resuelve con confinamiento o barreras físicas entre las personas, tales como el tapabocas. Lo mismo, al definirla como “pandemia” surge la emergencia obvia de encontrar tratamientos y vacunas. 

Una definición, en el pensamiento científico, es propiamente, un modelo explicativo del que se derivan las estrategias pertinentes para su abordaje o solución. 

Conforme vamos inventando estrategias para resolver esta crisis sanitaria, los científicos han dado cuenta de que no hemos logrado predecir cabalmente los movimientos y evolución del virus; lo que parecía merecer una definición simple, ahora demanda un abordaje más complejo porque funciona tal como un péndulo que cuelga a su vez, de otro péndulo en movimiento.

De hecho, en la actualidad encontramos que la complejidad de este evento global, es muy similar al ejemplo de los tres péndulos sucesivos colgando entre sí, de modo que definir al COVID - 19 como “pandemia” es ahora un modelo explicativo que se queda corto y acota soluciones insuficientes e imprecisas para la solución de esta crisis. 

En este punto, los “antropólogos médicos” proponen cambiar la definición que hacemos de esta crisis sanitaria, pasando de identificarla como una “pandemia”, a entenderla como una “sindemia”. Ya anteriormente se había propuesto un cambio similar en el lenguaje y abordaje, cuando se consideró dejar de ver a la enfermedad al COVID - 19 como tal, y empezar a ubicarla como como síndrome, ahora con un entendimiento clínico más complejo y sistémico.

Una “#sindemia” es como una pandemia, pero su potencia proviene de la SINergia que sostiene el patógeno causante, con otros factores bio - psico - sociales del contexto humano en el que se manifiesta; lo cuál en México es muy claro cuando incluimos en la ecuación sanitaria al señor virus de la influenza estacionaria H1N1.

Desde el inicio de lo que identificábamos como una “pandemia”, ya se hablaba del concepto de “comorbilidades”, e incluso incluimos este coqueto término a nuestro lenguaje cotidiano. Nos volvimos incluso, gente experta en identificar las múltiples comorbilidades... para la salud de las otras personas. 

Sobre la marcha, el concepto de “comorbilidades” no nos preocupó tanto, porque teníamos la posibilidad de esperar al desarrollo de un tratamiento y de una vacuna, que resolvieran nuestro problema. 

La ventaja de apostarle a una vacuna, es que el esfuerzo y desgaste iba a ser de alguien más, mientras que una o uno mismo, podíamos continuar con nuestra vida sedentaria, una alegre ingesta de alcohol y alimentos chatarra, y evitando religiosamente cualquier tipo de entrenamiento físico y, en general, desatendiendo nuestra salud y bienestar. Incluso durante esta crisis sanitaria, continuaron habiendo personas que padeciendo diabetes y otras condiciones clínicas, no mantuvieron la suficiente adherencia a sus tratamientos de los que depende su salud. 

Definir ahora, la crisis sanitaria como “sindemia”, nos lleva a analizar los aliados que fortalecen la manifestación del síndrome causado por el (coronavirus) SARS CoV2. Muchas personas afirman que el COVID - 19 no es una enfermedad que debiera preocuparnos tanto, dado que existen otras enfermedades más letales. Esto puede ser correcto desde la óptica de una “pandemia”. 

La nueva definición propuesta para esta crisis sanitaria, nos motiva a trabajar las mismas comorbilidades de las que ya se hablaba desde el principio, pero no como un abordaje auxiliar, sino como estrategia principal para el combate contra el COVID - 19. Efectivamente, este síndrome no es tan letal cuando va solo, pero su mortalidad se dispara cuando encuentra a aliados. 

Según Richard Horton, médico editor de la prestigiosa revista científica The Lancet, el desarrollo de una vacuna va a ser poco efectivo, si previamente no combatimos otras enfermedades no infecciosas como la obesidad, la diabetes, el cáncer o las cardiopatías. Si es verdad que este virus llegó para quedarse, entonces solamente podremos sobrevivir a nuestra relación con él, siendo una sociedad más saludable y responsable de nuestro propio bienestar individual y, en segunda instancia, nuestro bienestar colectivo. 

¿Qué hacer desde este punto de vista más complejo y sistémico de la “sindemia”? 

La solución no consiste solamente en exigir a nuestros líderes sociales y gobiernos que implementen estrategias sistémicas de salud y bienestar social, que si; pero además, cada persona necesitamos hacernos responsables de estructurar nuevos patrones de conducta que en lo individual, reduzcan las comorbilidades que puedan fortalecer el síndrome COVID - 19, en el caso de que se nos manifieste. 

Si antes de esta crisis sanitaria, sentías que tenías la opción de cuidarte o no, esa opción se te ha retirado en el 2020. Hoy en día, tienes la responsabilidad para contigo, de cultivar un bienestar físico, emocional y social, y al mismo tiempo, convertirte en alguien que promueve esos valores en tu comunidad inmediata. 

Deja de esperar la aparición de un tratamiento o una vacuna, y empieza a articular ya tus soluciones personales para esta crisis sanitaria.

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