¿Cuándo fue la última vez que revisaste lo que cargas dentro de tu bolsa, maleta de gimnasio o mochila?, a veces por la simple urgencia de llegar a donde sea que vamos, o por la inercia de mantenernos en movimiento, cargamos pesos innecesarios que nos fatigan demasiado, afectan nuestra postura y causan un dolor al que poco a poco nos vamos habituando.

Paralelamente, ¿cuándo fue la última vez que revisaste lo que cargas entre tus emociones?
A veces por la inercia constante de dar una respuesta a la vida, solo vas agregando sin jamás detenerte a revisar cuánto vienes acumulando en tu dimensión emocional.
Esa sobrecarga a la que por habituarte a ella, se vuelve invisible, te fatiga espiritualmente, te vuelve intolerante, te mantiene en tensión, afecta tu postura frente a la vida y te causa un sufrimiento al que terminas por acostumbrarte.