martes, 26 de febrero de 2019

Los cuervos de la Procrastinación

En una noche pavorosa, inquieto, miraba con ansias un proyecto rezagado; cuando creí escuchar un extraño ruido, de repente, como si alguien tocase a mi puerta suavemente. Y ya sabes, casual: vas a la ventana y es un cuervo el que toca con la punta de su pico, que a veces usa para llamar al cristal y otras para sentenciar “Cras”, "Cras". Porque en mi historia, este cuervo no habla inglés para decir "nunca más", sino latín, y estoy seguro que esa habría sido la línea argumental, si Poe hubiese dejado la creación de tan oscuro poema para después.

Nunca más. O como decimos acá en México: "si, ahorita".

La historia ¿verdadera? dice que fue un centurión romano del s. III el que teniendo múltiples actividades por realizar, estaba dejando para luego las que tenían que ver con su conversión al cristianismo; máxime, con la mala influencia de un cuervo del barrio que repetidamente le graznaba “#Cras”, que en latín significa "mañana". Se dice que supo ignorar al animal y darse en breve a la tarea de volverse cristiano, le llamaron #SanExpedito (porque supongo que en el proceso se curó de un pequeño alcoholismo), lo torturaron, lo mataron, se volvió mártir y todos muy felices por siempre.

jueves, 7 de febrero de 2019

¿Es peligroso el Pensamiento Positivo?

Ultimamente he encontrado que en redes sociales y algunos blog, se alerta a la población en contra del llamado Pensamiento Positivo, advirtiendo de los peligros de pretender buscar la felicidad. Como si en el peor de los casos posibles, no quiera dios, acabáramos cayendo en el denigrante escenario de ser felices.

Está bien, no ignoro que hoy se nos ofrece la felicidad como un producto de suscripción al estilo de marcas como Netflix, Amazon y su extensa oferta de chacharitas, o Apple y el iPhone más reciente o así; y que al adquirir, efectivamente te descubrirás como una persona más feliz.

Me queda claro que con tanta falacia publicitaria, uno se vuelve escéptico hacia la felicidad… pero, si sabemos que no se trata de eso, ¿correcto?

O más o menos. La adquisición de un producto o servicio que está sintonizado con nuestros valores mundanos, efectivamente nos provee una forma de felicidad que es superficial y efímera, pero es felicidad a fin de cuentas… aunque sea de carácter bastante menor.

¿Es peligroso el Pensamiento Positivo?

Ultimamente he encontrado que en redes sociales y algunos blog, se alerta a la población en contra del llamado Pensamiento Positivo, advirtiendo de los peligros de pretender buscar la felicidad. Como si en el peor de los casos posibles, no quiera dios, acabáramos cayendo en el denigrante escenario de ser felices.

Está bien, no ignoro que hoy se nos ofrece la felicidad como un producto de suscripción al estilo de marcas como Netflix, Amazon y su extensa oferta de chacharitas, o Apple y el iPhone más reciente o así; y que al adquirir, efectivamente te descubrirás como una persona más feliz. Me queda claro que con tanta falacia publicitaria, uno se vuelve escéptico hacia la felicidad... pero, si sabemos que no se trata de eso, ¿correcto?

O más o menos. La adquisición de un producto o servicio que está sintonizado con nuestros valores mundanos, efectivamente nos provee una forma de felicidad que es superficial y efímera, pero es felicidad a fin de cuentas... aunque sea de carácter bastante menor. Digamos que en el bufete de la felicidad, este gozo por nuestras adquisiciones materiales es apenas un snack. Y ya sabemos que tu dieta no puede basarse simplemente en snacks.

lunes, 4 de febrero de 2019

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Vampiros emocionales

El problema de ser un vampiro, es que la existencia diaria resulta mucho menos glamorosa que un libro de Anne Rice o Stephanie Meyer.

Ser vampiro es vivir en la imposibilidad de tener independencia o autonomía, siendo acosados por una dolorosa ansia que te demanda alimento constantemente, pero no puedes hacerte cargo directamente de lo que necesitas para sobrevivir.

Porque esa misma ansia te impone limitaciones insalvables, y por eso debes de sustraerlo, o a veces arrebatarlo, de las y de los demás a tu alrededor.

Es ahí precisamente donde las clases de vampiros se dividen. Por una parte teníamos a los vampiros adictos a la hemoglobina, que ya están más extintos que la vaquita marina, y por la otra están los vampiros emocionales, que de esos si, hoy te encuentras a montones en cualquier parte.

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Vampiros emocionales

El problema de ser un vampiro, es que la existencia diaria resulta mucho menos glamorosa que un libro de Anne Rice o Stephanie Meyer. Ser vampiro es vivir en la imposibilidad de tener independencia o autonomía, siendo acosados por una dolorosa ansia que te demanda alimento constantemente, pero no puedes hacerte cargo directamente de lo que necesitas para sobrevivir, porque esa misma ansia te impone limitaciones insalvables, y por eso debes de sustraerlo, o a veces arrebatarlo, de las y de los demás a tu alrededor.

Es ahí precisamente donde las clases de vampiros se dividen. Por una parte teníamos a los vampiros adictos a la hemoglobina, que ya están más extintos que la vaquita marina, y por la otra están los vampiros emocionales, que de esos si, hoy te encuentras a montones en cualquier parte.

El dilema de ser vampiro, es que cualquiera en esta condición sabe, o al menos intuye, que si no encuentra en alguien más lo que necesita para sus sustento, su ansia interna empezará a devorarle desde adentro. Eso fue lo que sucedió con los vampiros de sangre, pero los vampiros emocionales han aprendido a sobrevivir de forma más eficiente...