Los cuervos de la Procrastinación

En una noche pavorosa, inquieto, miraba con ansias un proyecto rezagado; cuando creí escuchar un extraño ruido, de repente, como si alguien tocase a mi puerta suavemente. Y ya sabes, casual: vas a la ventana y es un cuervo el que toca con la punta de su pico, que a veces usa para llamar al cristal y otras para sentenciar “Cras”, "Cras". Porque en mi historia, este cuervo no habla inglés para decir "nunca más", sino latín, y estoy seguro que esa habría sido la línea argumental, si Poe hubiese dejado la creación de tan oscuro poema para después.

Nunca más. O como decimos acá en México: "si, ahorita".

La historia ¿verdadera? dice que fue un centurión romano del s. III el que teniendo múltiples actividades por realizar, estaba dejando para luego las que tenían que ver con su conversión al cristianismo; máxime, con la mala influencia de un cuervo del barrio que repetidamente le graznaba “#Cras”, que en latín significa "mañana". Se dice que supo ignorar al animal y darse en breve a la tarea de volverse cristiano, le llamaron #SanExpedito (porque supongo que en el proceso se curó de un pequeño alcoholismo), lo torturaron, lo mataron, se volvió mártir y todos muy felices por siempre.

Esta bella anécdota nos habla de los peligros de la proCRAStinación, de alguna manera. En la actualidad, la sociedad moderna tiene exceso de cuervos tratando de convencernos de encender Netflix, de echarnos un cigarrito, de revisar Facebook, abrir el celular o mil alternativas igual de asequibles, que nos desvían de lo que realmente necesitamos hacer... o de lo que asegún nuestros planes y estrategias, deberíamos hacer.

A veces procrastinamos actividades que tienen una fecha límite y nos convencemos de que preferimos hacerlo así, porque amamos trabajar bajo presión; pero nuestros índices de adrenalina y cortisol en sangre y esa gastritis galopante, parecieran indicar que no estamos haciendo la mejor elección. Y a veces procrastinamos lo que no tiene una fecha límite, y esas actividades son las que están más cerca del "nunca más" que del "ahorita le atiendo, joven".

¿Qué es lo que te impide actuar de modo pronto y expedito? Déjame sugerirte algunos tipos de procrastinación para que identifiques dos que se te aproximen, así ubicarás más o menos el matiz en el que te encuentras:

Procrastitación perfeccionista: te exiges realizar la tarea de modo tan impecable, que la visualizas realizada en el lugar adecuado, el momento correcto y las circunstancias idóneas; y como la conjunción ideal de tantos factores es virtualmente imposible, entonces nunca inicias. Lo irónico es que probablemente, solo tu te exiges un trabajo de 10, cuando lo único que se necesita es un producto suficientemente cumplidor, y ya está.

  • Procrastinación por pánico: de alguna manera, evalúas que la tarea excede tus capacidades e intuyes que hagas lo que hagas, resultará en un esfuerzo desperdiciado. Tu evaluación emocional es que perderás frente a este desafío, y las conductas de evitación que se materializan en procrastinación, significan que estas prefiriendo fracasar por default que perder jugando. Si te sucede, tal vez debas detenerte a reconceptualizar la opinión que tienes de ti.
  • Procrastinación de control: probablemente no te está gustando que te digan qué hacer, cuándo hacerlo y de qué modo, así que el postergar la tarea es una manera de reafirmar tu poder de decisión y autonomía. Quizá efectivamente se trate de algo que te fue impuesto desde una jerarquía de autoridad, pero igual puede ser que no hayas sabido negociar a tu favor; ya sabes, como cuando te piden algo y pudiendo negarte, terminas diciendo que si, pero jamás lo haces, y solo quedas mal.

  • Procrastinación hedonista: también puede ser que no sepas detenerte cuando te entregas a tus placeres, incluso cuando sabes que hay un compromiso o tarea que debes realizar; aplicando aquella de "la última y nos vamos", te cuesta trabajo suspender lo que estas haciendo para dedicarte a algo que te parece menos placentero, aunque a la larga, el estrés de la tarea no realizada es mayor al placer que obtenías mientras estabas procrastinando.
    • Procrastinación por desinterés: sucede cuando la tarea que hay que realizar no tiene sentido para nosotros, ya sea porque no es un objetivo sintonizado con nuestros intereses, o porque satisface un "deber ser" acorde a valores sociales pero no personales. El cuestionamiento detrás de este tipo de procrastinación es muy simple ¿realmente me interesa hacerlo?, si no te interesa y no causa mayor afectación, tal vez debas dejar de preocuparte.

    A veces la procrastinación puede ser un tema de Inteligencia Estratégica cuando no alcanzamos nuestros objetivos por una mala planeación, como cuando nos comprometemos a algo para lo que el tiempo del que disponemos no es suficiente; pero se vuelve un asunto de Inteligencia Emocional cuando no estamos siendo capaces de gestionar la motivación o perdemos el enfoque frente a nuestras estrategias de evasión.

    "...y cuando despertó, sus pendientes todavía estaban ahí".

    Fernando Pessoa afirmaba en alguno de sus poemas, algo acerca de cómo vamos arrastrando las cicatrices de esas batallas que en su momento preferimos no enfrentar; la procrastinación lastima nuestro concepto y mata lentamente nuestro sentido de autoeficiencia: ese que nos lleva a creer en que podemos lograr lo que nos propongamos, no importa lo ambicioso que esto sea.

    Por eso, no hay mejor momento como el ahora. Si eso que procrastinas, no te tomará mas de cinco minutos, ¿porque no cierras Internet, reinicias tu teléfono y avanzas en un pendiente antes de que tu equipo se encienda otra vez?

    1 comentario: