Matrimonio gay: en pro de la igualdad

Entrevista hecha por Juan Fernando González G. 

El Distrito Federal es la primera entidad mexicana que aprueba el matrimonio homosexual, lo cual ha generado numerosas opiniones a favor y en contra. Tolerancia y discriminación son parte del debate, aunque muchos otros componentes se agregan a la discusión.

Como es del conocimiento público, recientemente se aprobó la celebración de matrimonios homosexuales en la Ciudad de México y, al mismo tiempo, se facultó a las parejas de esta comunidad para adoptar hijos. El antecedente más próximo de esta polémica nueva legislación ocurrió cuando se creó la figura de las “uniones de convivencia”, también en el Distrito Federal.

Hoy, la promulgación de la citada ley coloca a la capital de la República Mexicana en el mismo tenor de países como Bélgica, Canadá, España, Holanda, Noruega, Sudáfrica y Suecia, así como de algunas entidades de Estados Unidos, como Connecticut, Iowa, Massachussetts y Vermont, donde el matrimonio entre gays y lesbianas también es posible.

¿Mundo homofóbico?


Los resultados más recientes de la Encuesta Mundial de Valores (EMV), estudio que toma en cuenta la opinión de considerable número de personas en todo el mundo, deja en claro que la humanidad tiene un comportamiento poco tolerante hacia la comunidad homosexual.

Los resultados de la EMV aplicada en 2009 (este análisis empezó a realizarse en la década de 1970) ponen de manifiesto que los países con mayor desarrollo económico son los que registran menores índices de homofobia. Dentro de este universo, Holanda y Suecia van a la cabeza y, si hablamos del continente americano, los extremos los representan Canadá, donde sólo 25.3% de la población rechaza la homosexualidad, y El Salvador, donde 78.7% de la gente incurre en la discriminación hacia gays y lesbianas.

México lindo y... antihomosexual

En fechas recientes las encuestas se han convertido en referencia obligada para conocer el comportamiento de la sociedad mexicana. En el caso de la homosexualidad, Consulta Mitofsky, una de las empresas especializadas del ramo, realizó una investigación en 2007 que concluyó que el hombre homosexual y la mujer lesbiana sufren rechazo por parte de gran sector de la población, mismo que es equivalente al que experimenta un enfermo de sida. Y es que, de acuerdo con dicho estudio, sólo 4 de cada 10 individuos aceptarían a una persona homosexual en su casa.

No obstante, al segmentar a la población por edades se observó que el rechazo a individuos con orientación homosexual es muy alto por parte de ciudadanos mayores de 50 años, pero más de la mitad de los mexicanos menores de 30 años los aceptan, lo que significa que las nuevas generaciones son más tolerantes.

Asimismo, los encuestados fueron muy claros cuando se les preguntó cuál sería su postura ante la posibilidad de conocer a la pareja de un hijo o una hija homosexual: 46% de los mexicanos prefiere no conocer a la pareja de su hijo(a), sobre todo los hombres y los habitantes de las zonas rurales del país. Finalmente, es revelador saber que 43% de los consultados piensa que el homosexual “nace”, mientras que 47% cree que “se hace”.

Matrimonio y adopción

Hernán Paniagua, filósofo y psicólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, en la Ciudad de México), explica a saludymedicinas.com.mx que una pareja de orientación homosexual que adquiera su estatus legal tendrá ventajas evidentes, como poder otorgarle seguridad social a su pareja e incluso adoptar un hijo.

“Tal parece que las parejas gay salen de todas partes, pero no es así; lo que pasa es que ahora se sienten con mayor libertad para dejar de lado el clandestinaje”, establece el especialista, quien afirma que la ley en cuestión sirve, entre otras cosas, para que haya la posibilidad de hablar de este tema abiertamente, pero también para que las parejas homosexuales adquieran un compromiso mayor y no rompan su relación tan fácilmente.

Hernánm Paniagua, psicoterapeuta individual y de pareja con enfoque humanista, quien atiende preferentemente a la comunidad gay, considera que los medios, en general, están haciendo buen trabajo: “Hay una corriente en los últimos años que trata de evitar expresiones de odio y discriminación, porque entienden que no es políticamente correcto hacerlo así. Claro, hay excepciones y basta mencionar lo que ocurrió hace poco con Esteban Arce”, conductor de un programa matutino de televisión que dijo que la homosexualidad no es algo natural.

Los miembros de la Iglesia Católica, añade el entrevistado, tienen todo el derecho de externar su opinión y decir lo que piensan, pero deberían tener en cuenta que forman parte de una institución que influye en muchas personas. “Es peligroso que afirmen que permitir la adopción a matrimonio de personas del mismo sexo es un atentado contra las familias y que se pueden generar severos daños psicológicos en los niños”.

Abunda el especialista: “Considero que no están bien informados, pues se habla de la vulnerabilidad de la familia y de la composición tradicional de la misma, como si todas en México fueran funcionales. Se habla de una célula social con papá, mamá, dos hijos y un perro, pero debemos reconocer que hay innumerables casos donde falta el padre o la madre, y ello no significa que no funcionen”.

Más aún, Hernán Paniagua recuerda que no hay un solo modelo ideal, sino muchos posibles. “Si aceptamos la diversidad en la sexualidad  debemos aceptar la posibilidad de la diversidad en la composición de las familias, y que pueden ser tan funcionales tanto aquellas conformadas sin hijos como otras cumpuesta por una pareja gay con un niño adoptado”.

Si la Iglesia y los sectores más conservadores de la sociedad se informaran, sentencia el experto, verían que hay estudios que demuestran que la familia ya no puede verse tradicionalmente, que cada célula social tiene sus propias reglas y que, al margen de la manera en que se conforma, sus integrantes pueden o no llevarse bien.

“Frecuentemente veo en las diversas clínicas del Distrito Federal en las que participo, mujeres que son maltratadas, vejadas, descalificadas y abusadas por su pareja; pertenecen a todas las clases sociales y forman parte de familias ‘bien conformadas’, de las que se habla como prototipo de la célula social”, indica el entrevistado.

Datos reveladores

Consulta Mitofsky abordó el tema de los derechos homosexuales en el estudio realizado en 2007, precisamente cuando empezaron a verse indicios de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo. De acuerdo con la investigación, 45.7% de los encuestados opinó que una pareja homosexual debería tener los mismos derechos que la heterosexual; 47.3% estuvo en contra y 7% no respondió.

Cuando se indagó acerca de si los homosexuales deberían tener derecho a contraer matrimonio, 58.3% dijo no, mientras que 32.5% se pronunció a favor. Respecto a si las mujeres lesbianas deberían tener derecho a adoptar un hijo, 58.2% dijo estar en desacuerdo, mientras 33.6% contestó afirmativamente. Cuando se preguntó lo mismo, pero en el caso de uniones entre hombres, la negativa se incrementó a 68.5%, mientras que sólo 22.9% asintió.

Paniagua reitera que hay mucha gente que considera que la adopción de un niño por parte de una pareja homosexual es una perversión, pero este tipo de consideraciones, asegura, carecen de fundamentos de peso.

Es así porque se sabe que un niño tendrá claros los conceptos femenino y masculino no por los modelos que vea en casa, sino por las referencias que observe en los familiares más cercanos de la pareja: tíos y tías, primos y primas, abuelos y abuelas, entre otros. “Y si no existieran estos modelos físicos o materiales en las redes sociales de la pareja gay, entonces los chicos recogen esa información de su entorno y de los medios de información. De esa manera entenderían lo que significa ser hombre y mujer”.

En Estados Unidos, comenta el terapeuta, se ha comprobado que las parejas homosexuales estables y con hijos adoptados han podido crear un ambiente de amor y armonía. Tal vez todo se deba, señala Paniagua Ávalos, a que la posibilidad de adoptar se ve como un gran logro, como una bendición en términos religiosos y, por ello, lo valoran mucho. Un niño en dichas circunstancias crece con mucha atención y con la conciencia de que su familia es diferente, lo que le permite aceptar la diversidad en los otros y responder adecuadamente ante la posible discriminación que sufran él o su familia.

No se trata de decir que las parejas homosexuales son mejores que las heterosexuales, pues ambos modelos son muy válidos. “Yo me atrevería a pensar, sin embargo, que una pareja gay dotaría a su hijo de mayor seguridad, amor y estrategias para tolerar la diversidad y las diferencias de los demás”, concluye el especialista.