Radiografía de tus apegos

Desde que empezamos eso que llaman la era de Acuario, ha habido un tremendo boom de corrientes new age que proponen mil y una estrategias para vivir mejor, algunas más sensatas que otras, definitivamente, pero todas ellas envueltas en un sutil encanto de magia, destino y misticismo. Puede que no a todos les atraigan al grado de querer practicarlas, pero pocos podrían negar que les parezcan, al menos, interesantes.

Hace unos días, por ejemplo, conversaba con un amigo acerca del cómo, según teorizan algunos, antes de nacer y formar parte de este mundo, negociamos las experiencias y los retos que necesitaremos tener para lograr un nivel mayor en nuestra evolución espiritual. Según esta idea, entonces, a veces experimentamos problemas de un mismo tipo porque son los problemas que elegimos experimentar para aprender y seguir creciendo.

¿Tú que opinas?, ¿qué tan improbable te suena?


En realidad, a todos nos ha sucedido alguna vez que los problemas que enfrentamos nos llevan a reconocer qué es lo realmente importante; cuando estás preocupado o preocupada por lo que está por venir, y no tienes energía para hacer las mil cosas que normalmente harías, solamente te dedicas a lo que importa, o a las personas que importan. Es lo que suele pasar con todas las crisis; tienen un extraño efecto clarificador. Se dice que cuando hay problemas identificas a tus verdaderos amigos, conoces tus capacidades reales y ubicas aquello por lo que sí vale la pena luchar.

Te quedas con lo que es importante para seguir viviendo, y lo que no es importante, simplemente lo sueltas para dejarlo pasar.

Entonces puede ser que los problemas que experimentamos en la vida tengan la consecuencia involuntaria de mostrarnos lo que hay que soltar a lo largo del camino: esas cosas, memorias, situaciones o relaciones que únicamente nos estorban para continuar creciendo. ¿Puede un globo elevarse sin soltar primero su lastre?, a lo largo de la vida es menos difícil identificar lo que es lastre de lo que no, que permitirnos soltarlo una vez que lo hemos identificado.

Para la psicología es claro que muchos de los problemas que solemos enfrentar, surgen de una actitud de no querer soltar aquello a lo que estamos demasiado apegados, aun cuando reconozcamos que son elementos de nuestro pasado que ya no necesitamos, ni funcionan, ni nos nutren emocional o espiritualmente. Muchas filosofías coinciden al prevenirnos en contra de los apegos, algunas se alarman frente a los apegos en general y otras, más de lado de la psicología, solamente nos previenen ante ciertos apegos, de esos que no hacen otra cosa que estorbar.

¿Te ha sucedido que sostienes relaciones que en lugar de satisfacerte solamente te agobian más?; quizá un amigo o amiga con quien en lugar de contribuir a sentirte mejor, sabe siempre cómo hacer para que te sientas peor;  quizá esa fotografía que todavía cuelga de la pared, y que cada vez que la miras nuevamente te parte el alma; o ese trabajo en el que llevas años, pero que mancha de gris los días que te pudieron haber sido soleados. ¿Tu qué lastres identificas que vas cargando?

Quizá en esta vida, con nuestras decisiones vamos eligiendo los problemas que habremos de enfrentar posteriormente; posiblemente no elegimos nuestras dificultades antes de nacer, eso suena extremadamente precipitado, pero es más probable que en el día de hoy, al aferrarme a algo que debí de haber soltado y que ayer dejó de pertenecerme, esté forzando situaciones que me generen los problemas de mañana, y si insisto obstinadamente en aferrarme, continuamente el mismo tipo de problemas van a sucederse una y otra vez, hasta que por fin, me decida a soltar.

Piensa en una relación de pareja que ya no funciona, que lo han intentado todo y ni parándose de cabeza logran que la cosa cambie; pero no quieren estar solos, y aplican ese axioma del “peor es nada”. Entonces viene un problema derivado de esa incapacidad para soltar la relación, quizá con gritos y platos volando contra las paredes; luego uno más fuerte, después otro mayor; al cabo de un tiempo, si la pareja no se separa, el creciente aumento en los problemas los van a llevar a una situación insostenible con la que deberán romper y seguir cada cual su vida, sin el lastre en el que se había vuelto su relación.

El inconveniente está en que los problemas no son un consejero amable, y si te esperas a que sean ellos quienes solucionen la disyuntiva del soltar o no hacerlo, cuando la situación se resuelve, invariablemente, alguien termina lastimado.

¿Qué ocurre cuando no suelto el cigarro y me aferro al hábito de fumar?, mis problemas recurrentemente serán de salud; ¿qué sucede cuando no corto el cordón umbilical con mi familia?, probablemente mi relación de pareja estará plagada de problemas por falta de intimidad; ¿y si me aferro a mostrar en público una imagen que no me corresponde?, puede que en una de esas, el problema sea que me convertí en cliente frecuente de asaltantes y secuestradores.

Problemas siempre vamos a tener, porque tienen una innegable función en nuestra evolución como seres humanos; lo que no está bien es que continuamente un determinado tipo de problemas siempre nos haga víctima, y de peor forma en cada ocasión. Vale la pena preguntarse qué necesito cambiar para que eso deje de sucederme, y probablemente lo que haya que cambiar, consista justamente en un lastre que deberé de soltar.

¿Conoces personas para las que les sea un poco más sencillo soltar, o que puedan elegir con mayor claridad sus apegos?; cuando te cae el veinte de los lastres que cargas (o de al menos algunos de ellos) trasciendes los problemas que te causaban y empiezas a tener problemitas más cotidianos, más superables. Las corrientes new age te dirían que ésta es una forma de armonizarte con el mundo en que vives, tomando lo que necesitas y soltándolo cuando deja de serte necesario.

Hay personas que no suelen tener problemas en cierta área de su vida, aunque si los tengan en otros campos: o es gente que nunca se enferma de gravedad, o nunca tienen problemas de pareja o económicos, o puede que en general parezca que siempre les va bien. ¿Ubicas a alguien así? Toma un momento para mirarte en un espejo e identifica qué es lo que para ti es sencillo soltar, ubica cuál es esa área en la que no sueles tener grandes problemas: ¿cómo le hiciste para aprender a no cargar con ese tipo de lastres?, ¿puedes hacer igual con los que no son tan sencillos de desprenderte?

Vale la pena intentarlo; soltar no es sencillo, pero te va a permitir llegar más alto.

No hay comentarios.:

Me interesa conocer tu opinión, escríbela y te responderé en breve: