El rompecabezas de la pareja

Imagina que por azares del destino, necesitas armar un rompecabezas de 5,000 piezas; o de cualquiera de esos que te tardas en resolver poquito más de una semana. Supongamos que por alguna extraña razón, repartieran las piezas de una forma en que tú te quedaste con la mitad y alguien de tu entera confianza recibió la otra mitad. Este es un trabajo en equipo, evidentemente.

Estamos entonces, en el entendido de que deberás reunirte con la otra persona para cumplir el reto: ambos, cada cual con la mitad de las piezas del rompecabezas, van a colaborar hasta el final y por partes iguales. Sin embargo, ¿sabes lo que sucede recurrentemente en el contexto de este experimento hipotético?, que cada uno de los participantes del juego se retira a un rincón aislado e individualmente busca terminar el rompecabezas completo con solamente la mitad de las piezas.

Evidentemente no se trata de si se es el armador de rompecabezas número uno mundial o la persona más inteligente de todos los tiempos; en cualquiera de los casos se está condenado a fracasar porque este juego es un reto colaborativo.


Y es que este experimento hipotético es en realidad un paralelismo de las relaciones de pareja, como probablemente intuiste ya. Un juego compartido que está plagado de retos cotidianos; circunstancias que pueden resolverse sobre la marcha, porque cuentas con todos los elementos necesarios para solucionar cada situación, solo que esos elementos, las piezas del rompecabezas, están repartidas entre las dos personas que componen la pareja.

Y efectivamente, lo que suele suceder es que cada participante de la relación se quiebra la cabeza tratando de idear individualmente una solución ingeniosa y contundente para resolver los conflictos de pareja; pero ni aun construyendo la mejor de las soluciones lograría arreglar desde lo individual lo que es un reto de dos.

¿Me sigues? Es la diferencia entre una relación colaborativa y una competitiva.

En una relación competitiva, uno de los participantes triunfa sobre el otro, que es el que pierde. En una relación colaborativa ambos participantes ganan y ninguno pierde. Y cuando hablamos de una relación de pareja, si alguno de sus integrantes viene perdiendo, la relación entera pierde; no importa cuán a gusto esté el otro miembro de la relación.

Las características básicas de una pareja que está relacionándose de manera competitiva son la mala comunicación, el mal sexo, las emociones negativas que son tanto sostenidas día con día, como recíprocas, y finalmente, la violencia. Porque como a nadie le gusta perder, tarde o temprano pasaremos de los intentos de negociar a las imposiciones sordas.

Para construir una relación colaborativa en una sociedad que aplaude y refuerza la competencia, es importantísimo el que logremos comunicarnos con asertividad para lograr un intercambio claro de lo que necesitamos y de lo que esperamos del otro. Necesitamos ser lo suficientemente generosos para facilitarle a nuestra pareja nuestras piezas del rompecabezas, y tan humildes que aceptemos que sin sus piezas, nosotros no vamos a poder solucionar nada en el contexto de la relación.

Las piezas: esas unidades de información que implican saber cómo se siente la otra persona, que le comunican lo que espero de él o de ella. O al revés: mi apertura para comunicarle mi vivencia de la relación que compartimos o mi interés para conocer las expectativas que tiene hacia mí. ¿Cuánta disposición tienes tú de compartir con tu pareja?

2 comentarios:

  1. Lo mismo pudo haber sido este un artículo acerca de cómo jugamos a las adivinanzas en nuestra relación: una fórmula probadísima y eficaz para volver loca o loco a nuestra pareja. :)

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  2. Excelente tema. Me invita a sacar del sistema mundo las relaciones amorosas... todo un reto. Gracias

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