Cuando Susanita fantaseaba con el amor de su vida, lo único que a ella le interesaba era ser feliz; pero lo que nadie le dijo, fue que el amor es como una montaña rusa donde unas veces se está en lo más alto, y en otras, decididamente querríamos bajarnos y vomitar.
Y es que en este universo nada es eterno, ni siquiera el amor; pese a todas las creencias erróneas que nos hayamos formado a partir de décadas continuas de telenovelas, cuentos de hadas y música pop. El amor, como todos los estados emocionales, tiende a amainar con el paso del tiempo... y a renovarse cuando con los esfuerzos adecuados lo hacemos resurgir.
Sin embargo en ocasiones, por muchas ganas que le invirtamos, el amor nada más no resurge; porque como dicen por ahí, "donde uno no quiere, dos no pueden". Y es real, es como en el tango, para bailar en el amor se necesitan dos. Y en esta circunstancia, a veces terminamos con el corazón destrozado y preguntándonos cómo vamos a hacerle para construir en un futuro, una nueva relación de pareja.