Cuando una relación termina

Alerta¡!, si eres de esas personas a las que no les gusta que les hagan spoiler, pásate a cualquier otro texto, porque este se trata de lo que sigue después de que has terminado una bonita relación, una de esas que cuando se acaban, te dejan como si se llevaran un trocito de ti. ¿Te suena familiar?

Y no se trata necesariamente de relaciones que hayan durado mucho; algunas duelen porque te habías construido unas expectativas tan grandes, que al final ya no sabes que hacer con ellas... y otras veces porque efectivamente hubo una historia lo suficientemente entrañable que marca un episodio importante de tu vida. Algunas rupturas duelen por lo que fue y otras por lo que aparentemente ya no va a ser.

Pero, ¿cómo fue que nos convencimos de que algo podría durar para siempre? Quizá creíamos que si el amor era "verdadero", que si lográbamos serle indispensable a esa rata infiel y malagradecida, que si le impedíamos fijarse en nadie más... Caray¡!, Carla Estrada producía telenovelas con argumentos tan convincentes, que es duro darse cuenta de que todo esto solo perteneció al subgénero del romance / ficción. Y mira que la doña, incluso tiene su estatua al sur de la CDMX, en agradecimiento por sus esfuerzos para enseñarnos lo que es el amor y el romance aquí en LatinoAmérica.


Quién diría que lo que tan correctamente aprendimos acerca del amor en las telenovelas, iba a ser infaliblemente la fórmula del desastre.

Y bueno, ¿estamos seguros de que una relación fue mala simplemente porque terminó? Hay relaciones muy buenas, tal vez épicas, memorables o increíblemente enriquecedoras, que igualmente terminan, porque formaron parte de una etapa en nuestras vidas o porque estaban circunscritas a un momento y un contexto que necesitamos dejar atrás para continuar evolucionando. Te apuesto a que el cangrejo se siente muy a gusto y feliz en su anterior carcasa, y no por ello iba a quedarse eternamente a vivir ahí. Llegado el momento, es probable que aún la mejor de las relaciones también finalice, y eso no necesariamente está mal.

Chécate en Wikipedia las "etapas del duelo", ahí las explican bastante bien, aunque puntualicemos que no tienes obligatoriamente que pasar por todas ellas, ni es forzoso que las recorras exactamente en ese orden. Pero algo que probablemente si te va a pasar, es que bajo la influencia del dolor y de la pérdida, en algún momento te cuentes algunas mentirijillas sin darte cuenta de lo que realmente son: vas a creerte que jamás volverás a tener una relación tan espectacular como esta que se acabó; vas a intuir con cierta certeza, que nadie más va a amarte tal y como aquella persona te amó; puede que pienses también que jamás volverás a ser feliz.

Es falso, son mentiras que el dolor te sugiere para convencerte de aferrarte... porque precisamente el hecho de aferrarte alimenta más al dolor, y el dolor quiere sobrevivir, algo así como un polizonte que se ha colado entre tus emociones. No lo alimentes, y permite que se vaya a molestar a alguien más.

Primero, identifica las afirmaciones que te dices motivadas por el dolor, y no pelees contra ellas. Basta que las identifiques como las creencias que la mayoría de personas tenemos cuando afrontamos una pérdida.

Puede que vayas a sentir mucha soledad... corrijo: mucho abandono; y sucede porque al terminar esa relación no estás ni contigo. Tu reto va a ser buscarte y reencontrarte: ¿quién eras antes de que la ausencia de alguien más se volviera más importante que tu propia presencia?, ¿qué era lo mejor de ti y que vale la pena recuperar?, ¿de qué manera creciste durante esta relación, qué de nuevo aprendiste acerca de ti, qué te dejó esta relación que terminó? Hazme caso, ve tomando nota por escrito de las respuestas que vayas construyendo, te va a hacer falta releerlas luego.

Has la digestión de la experiencia que constituyó esta relación, reflexiona: ¿identificas qué aceptaste, pero no debiste de haber permitido y solo hasta ahora te das cuenta?, ¿que alertas sonaron y entonces no supiste reconocer?; ¿qué fue nuevo y enriqueció tu experiencia, y te deberías de encargar de que esté presente en tu futura relación?, ¿qué harás todavía mejor la próxima vez?

¿Qué tienes que reconocerte?

Finalmente te queda el reto de la gratitud. Agradécete los esfuerzos que hiciste, reconócete que tus decisiones fueron para cada momento las mejores que pudiste haber tomado... agradécele haber formado parte de una etapa importante en tu vida, reconócele a esa persona los recursos que compartió contigo y acepta que ambos participaron de esta experiencia con la mejor de las intenciones. Agradece, y deja que la gratitud sane algunas de las emociones negativas que nacen con la pérdida, como el enojo.

Quizá hizo falta mayor madurez, tal vez algunas negociaciones extra, mejores acuerdos... ah!, pero es que en retrospectiva todo parece evidente y muy claro, ¿no es cierto?

El "hubiera" es el tiempo verbal de los aprendizajes, es la conjugación correcta para hacer las cosas distinto la próxima vez... porque seguramente va a haber una próxima vez; seguramente valdrá la pena que te des ese permiso. Ahora puede que la fatiga emocional y el miedo a cometer errores te convenzan de tomarte un descanso en el escenario romántico, eso no está mal. Retoma las relaciones con tus amigos y con tu familia, consolida tu relación contigo y con quien prefieres ser... y agradece, porque esta relación que ahora termina ha depositado algo valioso en ti. ¿identificas que fue?

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