Pareja: La profecía autocumplida

Porque usted lo esperaba, aqui le traigo la Regla no. 3 para tener una bonita Relacion de pareja y no morir en el intento: “evita caer en el dilema del huevo y la gallina”.

¿...como?

Imagina que voy llegando a casa tres horas más tarde de lo habitual, y en el camino ya estoy imaginándome cómo mi pareja estará esperándome con una generosa colección de reclamos para echármelos en la cara. Yo, antes de cruzar la puerta, ya tengo listos mis mejores contra - reproches, para hacerle ver cómo de su lado también han habido errores, y el modo en el que yo mismo he sabido aguantarle sus cosas en más de una ocasión.

Porque soy tan bueno...


Así que no me venga con que el malo de este cuento soy, yo... no... porque esa personita que dice ser mi pareja, no es ninguna perita en dulce, no... y que ni me reclame con que llego tarde, porque... y así mi diálogo interno, y ni he atravesado la puerta siquiera, pero ya me construí una bronca doméstica en mi cabeza.

Llego, dejo el saco sobre una silla, avanzo creyendo no estar haciendo ruido... y de repente, detrás de mí se escucha su voz con un tono que yo interpreto perfectamente: “ya llegaste...”. Faltaba más, le digo, ¿pues yo aquí vivo, no? Honestamente estoy harto de tus reproches, de que no me recibas bien, de buenas... es más, no sé ni para que llego...

Frecuentemente, cuando nos involucramos en un conflicto, parece ser muy relevante quién empezó la bronca, y llegar a un acuerdo en este sentido, suele ser origen de más conflicto: cada participante dentro de una discusión, puede puntuar distinto el momento de su inicio. En el caso de mi ejemplo llegando a casa, yo te voy a asegurar que no acababa ni de cruzar la puerta cuando ya estaba mi pareja haciéndomela un pancho, y en cambio, mi pareja te podría decir que nada más me estaba saludando y a punto de invitarme a jugar Wii un rato, aprovechando que ya había llegado.

¿Qué procede?, lo más obvio es considerar no clavarnos en quién dio inicio al conflicto, y concentrarnos más bien en resolver la discusión. Nadie que esté involucrado en el problema, va a hacer una puntuación objetiva del cómo se dieron las cosas, particularmente si el pleito se complicó poniéndose verdaderamente sabroso.

Lo que no es tan obvio, puede resumirse mediante el coqueto hashtag: #ProfecíaAutocumplida.

La profecía auto cumplida es cuando creo tan firmemente que algo va a suceder de una manera específica, que probablemente yo mismo provocaré que ocurra a partir de mis próximas actitudes: si yo creo que las personas de Tanzania son agresivas, me portaré de manera defensiva con ellas... si yo creo que mi jefe me odia, seré intolerante frente a su trato conmigo... si pienso que mi pareja me va a armar bronca, se la voy a armar yo primero; faltaba más¡!

...y en cualquiera de estos casos, y muchos otros que ahorita no se me ocurren, yo voy a estar seguro de que quién empezó en conflicto, fue el otro y no yo, en tanto que voy a creer ver que mi creencia inicial quedó confirmada: ¿ya ves?, sí son agresivos... te lo dije¡! O, sí me odia mi jefe, o bien, efectivamente mi pareja se la pasa haciéndome pancho.

Básicamente, me construyo realidades en mi cabeza, que no necesariamente son verdad... hasta que yo mismo las hago verdad.

Así que vale la pena preguntarme a mí mismo, ¿mi mismo, con qué creencias (rígidas) llego frente a unas u otras personas?, y ¿estoy completamente seguro que yo mismo no contribuí absolutísimamente en nada para ocasionar este problema? No te claves¡!, muy bien sabemos que nadie por aquí es un angelito... pero igual, difícilmente somos diablos enamorados del conflicto.

Entonces queda la Regla no. 3 del súper manual de bolsillo para que tus relaciones no te revienten contra la cara, y sería algo parecido a: no causemos más heridas buscando averiguar quién empezó el problema y quién quedó como la víctima, simplemente asumamos la parte de responsabilidad que nos atañe y construyamos juntos una solución. Así de simple, ¿porqué tendríamos que andar saboteándonos?

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