Elecciones 2018

No sabes las ganas que he tenido de escribir una de esas publicaciones que brotan de mi ronco pecho de psicoterapeuta acerca de las relaciones de pareja, inteligencia emocional, autoestima y así, pero traigo tan atorado el mame de las elecciones, que se me dificulta enfocar mi atención y creatividad en otras cosas.

Y vaya que en la vida hay otras cosas.

A mi, escribir no solamente me ayuda a entender mejor los asuntos complicados, sino que cuando es necesario, también me sirve para exorcizar lo que no quiero que se instale en el foco de mi atención.

Las Elecciones. Es difícil no traer el tema en la punta de la lengua cuando eres bombardeado 24/7 por propaganda mediática, conversaciones de café, y basura que antes de ir a parar al drenaje de la ciudad, te recuerda cuál es la o el candidato por el que ni en drogas deberías de votar. #PeligroParaMéxico


No entiendo cómo llegamos a un proceso electoral con productos de tan baja calidad. Las propuestas brillan por su ausencia, no se exponen metodologías y existe una cautela desmedida frente a toda posibilidad de asumir una postura. Cinco candidatos que no se atreven a decir “esta boca es mía”.

Candidatos de mala calidad que no dejan de ser un reflejo de... vamos, somos igualmente una sociedad de mala calidad política. Nosotros mismos carecemos de un discurso y una postura, no sabemos disentir, y miramos el proceso como quien la hace de público en las luchas, gritándole al Perro Aguallo que le saque los ojos a Tinieblas.

Y no, ni hablo de ti, ni es tu culpa. Simplemente somos la consecuencia de medio siglo afirmando “yo no me meto en la política”, y hoy que ser político se pone de moda, nos enfrascamos en la discusión como energúmenos... energúmenos y energúmenas, porque ellas tampoco se salvan de tan elegante deschongue.

En Mx discriminamos a la menor provocación por cosas tan jodidas como el código postal o el tono de piel, y en tiempo electoral, también por la opinión política. Alerta para ti: cuando le dices “chairo” o “derechairo” a alguien, estás discriminando. Cada persona tiene el derecho de construir la opinión política que más le haga sentido o con la que mejor se identifique; tú la tienes... el, ella y yo también la tenemos.

¿Le dices a alguien “chairo” porque no sabe discutir ni argumentar sus ideas?, pues al discriminar de este modo, tu misma o tu mismo caes redondito en este criterio. ¿Pides paciencia de esa persona a la que ya estás descalificando?, no vaya a ser...

Si te interesa tanto la política electoral, dime cuantas horas a la semana dedicas a analizar el discurso de los candidatos y sus partidos... cuéntame cómo procesas la información, que encuestas consultas y cuáles foros te sirven para mirar a tu candidato preferido desde distintos ángulos. Cómo construyes tu opinión ésta, tan solida, con la que pudieras pretender adoctrinarme.

Lo más triste de todo: no eres tu... y no, tampoco soy yo. Cuando discutimos de política y echamos mano de frases que vimos en la tele o que nos aprendimos en Facebook, no somos nosotros, porque le hemos entregado nuestros recursos personales a los manipuladores mediáticos. Cuando repito las consignas contra Anaya, Meade o Lopez Obrador, dejo de ser yo y me convierto en simple capital político.

...simple carne de cañón electoral.

¿Has considerado que si ellos no están sabiendo ser candidatos, difícilmente van a saber ser presidentes? ...eso incluye a Margarita, que se ha diseñado un personaje popular para estar más cerca del pueblo. Ojalá que del mismo modo en que están sabiendo desgarrar el tejido social, sepan recomponerlo cuando terminen de hacer lo que crean estar haciendo.

Pero ¿qué se necesita para que tu y yo maduremos como ciudadanos? Repetir consignas acerca de la Mafia del Poder o del Peligro para México no es hacer política, sino dar permiso de que te manipulen.

¿Crees estarte involucrando en el proceso electoral?, entonces hazlo con conciencia: se responsable de dar respuesta a tus propias dudas, no te cases con ningún discurso, búscale la verdad a las palabras del Bronco y el fallo en las de Anaya, o viceversa... investiga, infórmate, lee a más de un analista político y de repente busca a los que no piensan cómo tu.

En segundo lugar, no solo brinda respeto a las diferencias, sino abrázalas. Yo no opino todo el tiempo del mismo modo que tu, y eso es fabuloso, porque si tú ves unas cosas y yo encuentro otras, juntos podemos contemplar una realidad más completa cuando comparamos nuestras notas. No es corrección política... es supervivencia, necesito que pienses distinto a cómo pienso yo para entender mejor a la vida.

En cambio, tenemos hijos que dejan de hablarle a sus padres porque dicen que votarán por López Obrador, parejas que rompen porque alguno da señales de ser un “chairo”, y empresas que despiden empleados porque no van a votar por Meade. Esa es la calidad de ciudadanos que estamos siendo.

De esa calidad que llama a otros “pejezombies”. Y estamos de acuerdo que ni es un juego, ni es para reírse... ¿verdad?, ¿cuántos contactos tienes en tus redes sociales que afirman estar a favor de borrar a quienes voten por López Obrador?

Entonces, no es raro que el proceso electoral sea más un casting de popularidad que un debate político, donde se habla de los errores reales o imaginarios del contrincante, en vez de los aciertos y propuestas personales. Estamos teniendo a los candidatos que nos reflejan como sociedad. ¿Que dice eso de ti o de mi?

No me agredas si no comparto tu opinión política, no te compres argumentos emocionales y mucho menos te conviertas en un eco de ellos. Vota por quien encuentres que representa mejor lo que te interesa como ciudadano (no como un público entretenido mirando a la Señorita Laura), y acepta que todos tenemos diferentes intereses. Y eso está bien. Eso básicamente, es ser una sociedad.

Te apuesto una caja de galletas con chocolate a que si yo modifico mi postura ciudadana, esos candidatos tendrán a su vez que modificar su discurso. Y tendrán que empezar a jugar limpio el juego de la política.

La elección y el control los tenemos nosotros... y ellos simplemente son aspirantes a una vacante que necesitamos cubrir. No dejemos que se les olvide.

No hay comentarios.:

Me interesa conocer tu opinión, escríbela y te responderé en breve: