Así funciona la memoria

Y efectivamente, damas y caballeros: recordar es volver a vivir. Y más que por un sentido de romántica nostalgia, la cuestión es del ámbito de la neurología.

¿Sabía usted que su cerebro no encuentra diferencias significativas entre lo que la mente se inventa y lo que el cuerpo experimenta? Así la fisiología cerebral, lo mismo se activa si entrenas para una maratón, que si te imaginas a detalle que realizas ese mismo entrenamiento...

Ahora imagínate lo que le pasa a tu sistema nervioso cuando le metes la mega - producción a tus chaquetas mentales, para fabricarte esos escenarios catastróficos donde el mundo se te viene abajo, todo te sale mal y no dejas en paz ni una sola de las leyes de Murphy... en tu imaginación. Lo que pasa es que tu cerebro hará que tu cuerpo reaccione como si todo ese estrés que te estas inventando, efectivamente estuviera pasando.

Pues lo mismito sucede con la memoria. Cada vez que evocas algún recuerdo, para tu cerebro es como si volvieras a tener esa misma experiencia... aunque claro, desde los recursos con los que cuentas en el momento actual: la experiencia en cuestión no va a ser la misma cuando tuviste 8 años, que ahora que quizá pases de los 30.

Puede que no sea necesario mencionar que los recuerdos dolorosos van a involucrar por naturaleza, mayor producción que los placenteros; cuando evocas algo traumático que sucedió antaño, lo recordarás completamente hollywoodense: con harto CGI y decenas de extras expertos en el método Stanislavsky, además de un coqueto ballet de bailarines rusos al más puro estilo del Cisne Negro... ya sabes, Natalie Portman y todo eso.

Recordar es volver a vivir, por eso en los bajos mundos de la psicología, se sabe que la memoria es un acto creativo. Esto es bien fuerte, si te detienes a reflexionarlo: nuestra memoria no graba una copia mental de los acontecimientos que experimentamos, sino que guarda una interpretación creativa y muy subjetiva de ese acontecimiento. Es por esa razón que de manera casi obligatoria, dos personas que experimenten un mismo acontecimiento, van a guardar recuerdos distintos de esa experiencia.

¿Te ha pasado que terminas discutiendo con alguien porque esa persona dice que las cosas pasaron de una manera en que TU SABES que no sucedieron? Bueno, como ambos guardan recuerdos suficientemente creativos de eso, probablemente ni tu ni esa persona estarán retratando con objetividad lo que realmente pasó... y quizá cada quien está describiendo adecuadamente un aspecto distinto pero complementario de aquél acontecimiento.

Pero... tu cerebro no distingue bien entre lo que tu mente se inventa o evoca, y lo que tu cuerpo experimenta. Así que cada vez que vuelvas a recordar esa bonita anécdota de tu pasado, el sistema neurológico de la persona que HOY eres, lo va a interpretar como una experiencia nueva e igual que la primera vez, le va a inyectar un poquito de creatividad, no está de más, para enchular esa misma memoria; de manera que cada vez que evocamos un recuerdo, lo cambiamos un poco más, volviéndolo progresivamente más y más subjetivo... y cada vez más personal.

La memoria es un proceso complejo con tres etapas: codificación, almacenamiento y recuperación.

La codificación es el momento en el que transformas una experiencia en el archivo compatible con tu software de memoria, como un *.zip o *.rar. Si te gustan los cómics, igual podría ser un *.cbr.

El almacenamiento es cuando acomodas ese archivo *.cbr en tu carpeta personal de cómics favoritos. Y sabes que ahí va a estar cuando lo busques.

La recuperación es básicamente eso: vas a la carpeta, extraes el archivo y lo reproduces. Aquí la cosa es que cada vez que reproduces el archivo, lo vuelves a experimentar y lo vuelves a rediseñar... de manera que la recuperación funciona prácticamente igual que la codificación. La única manera de que tu creatividad no le esté metiendo mano a tus recuerdos, es jamás sacándolos del archivo donde los guardaste, pero eso garantiza que los vayas a olvidar en una de esas que liberes espacio en disco...

Entonces dalay¡!, porfitas... si de repente tienes la tentación de pelearte con alguien porque no está diciendo las cosas como "realmente" pasaron, relájate un montón, cuenta hasta diez, y acepta que probablemente tampoco tu recuerdas los acontecimientos tal y como sucedieron. Es un impedimento neurológico de nuestro cerebro...

...y una virtud. Nadie puede cambiar el pasado, pero si podemos modificar el modo en que recordamos lo que ha pasado: revisa cómo recuerdas los acontecimientos difíciles y plantéate si es posible darles otra narrativa; inviértele creatividad e intensión para reconciliarte con lo que has vivido: con todo lo que traes atorado. Y entonces verás como aliándote con tu cerebro, vas a aprender a viajar ligero.