Cambiar el pasado

En mi experiencia, una de las razones más recurrentes por las que las personas buscamos la psicoterapia, se relaciona con “esos” episodios de nuestro pasado que no hemos superado todavía.

Y es que las experiencias que hemos vivido, son el referente desde el que vamos entendiendo las nuevas experiencias que tenemos en el presente; y si estas experiencias de antaño todavía nos generan Emociones Tóxicas, es de esas mismas emociones desde las que vamos a conectar con el momento presente.

Por eso a veces vivimos atrapados en un loop sin fin, dentro del que solo damos vueltas... y vueltas... y más vueltas...

De ese modo, el pasado se vuelve un lastre que vamos arrastrando a lo largo de la vida. Nos impide llegar suficientemente lejos y de a poquito, nos arruina la espalda.

Pero el pasado también es recurso; ¿dónde si no, almacenamos el acervo de herramientas con las que vamos resolviendo la vida? Hoy en día sabes que puedes hablar en público sin pánico escénico, porque recuerdas que ya lo has hecho anteriormente. El saber que ya tienes una experiencia positiva en algo, te permite creer en que puedes afrontar exitosamente circunstancias similares.


Así que el pasado puede ser lastre y puede ser recurso. ¿De qué depende uno u otro aspecto? Pues que todo el mundo mira al pasado a según de como le fue en la feria... o como diría el famoso filósofo griego Epícteto: no son las cosas que te pasan, sino lo que piensas acerca de esas cosas que te pasan.

Estrictamente, el pasado ya fue. No existe ya, e inevitablemente lo has dejado atrás. Lo que conservas de cuanto has vivido es meramente una historia... tan solo una historia, y tan poderoso como una historia. ¿Quién serias tu sin tus historias? Si súbitamente te robaran las historias que describen tu pasado, ¿qué tanto cambiarías?

Por eso, la narrativa que construimos de nuestro pasado es tan determinante de cómo nos relacionamos hoy con la vida. Si esa narrativa es positiva, vas a vivir en mayor armonía, que si esa misma narrativa está contada de forma tóxica.

Échale un vistazo al resumen que haces de tu pasado, ¿qué tipo de personaje haces de ti, en tu propia historia? ¿Eres una víctima con la que el mundo está en deuda?, ¿eres la consecuencia de heridas que a la fecha no han cerrado?, ¿el villano en una historia de culpas y resentimiento?, ¿la mártir en una crónica de entregas y sacrificio?

El personaje que te das en la narrativa de tu vida define la persona que eres en este momento, tus expectativas hacia los demás y las formas en que te relacionas.

Quienes buscan en la psicoterapia una vía para cambiar, encuentran en su pasado la clave para ser personas distintas, mejores... en los términos en lo que cada quien defina esa “mejor versión de sí”.

Pero el pasado ya no existe, así que no puede ser cambiado. Entonces, ¿como lo transformo de lastre a recurso?

El truco reside en la narrativa que te has construido, porque como Epícteto dice, “no necesitas cambiar las cosas que te pasaron, sino lo que piensas acerca de esas cosas que te pasaron”.

Cuando gracias a Disney revisitamos la historia de la bruja Maléfica, ninguno de los hechos cambiaron significativamente, pero si la interpretación que hicimos de esos acontecimientos. De ese modo, su personaje pasó de villana psicópata a sobrevivienta incomprendida. Igual, los mismos acontecimientos, pero el Lobo Feroz no era ya tan malo, sólo anhelaba ser la abuelita de alguien y recibir una canasta de panquecillos una vez al año.

Así tu... ¿tienes completa certeza de que la narrativa que le has dado a tu vida es la única interpretación posible?, ¿cómo platicarías tu pasado, si modificaras el rol de tu propio #personaje, de víctima a sobreviviente, de mártir a generosidad, o de “el tarado al que le vieron la cara” al de alguien que prefirió confiar en lugar de vivir aislado en miedo y el escepticismo?

Todos y todas somos contadores de historias por naturaleza, y cuando cambias el enfoque o la interpretación de esta narrativa donde tu ocupas el papel protagónico, entonces la historia completa cambia, y de ahí, la manera en que te relacionas con tu vida.

Revisita tu historia, pero ahora permitiéndote ser el héroe o la heroína, la cínica, el sobreviviente, la estratega, el inquebrantable... qué se yo. ¿Con cuál rol te permitirías admirar el papel que has desarrollado a lo largo de tu vida?, ¿con cuál te permitirías reconciliarte con la vida?

Las cosas que te han pasado, son independientes a la narrativa que TU construiste a partir de ellas. Y esas cosas no existen más, pero la narrativa que te cuentas acerca de ellas, una y otra vez, va a existir a todo lo largo de tu vida... evolucionando y desarrollandose contigo para continuamente adaptarse a ti.

Vamos, cuéntame ahora un cuento basado en hechos reales; pero en uno donde tú no pierdes, y la narrativa no se queda en deuda contigo. Finalmente, ya me se en que termina la historia: eres hoy una persona grandiosa que cuando se lo propone aporta gran valor a la vida de los demás, ¿no es así? Entonces, cómo le hiciste para llegar a este momento de tu vida... convenzámonos de viajar ligero.

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