El triunfo de Sísifo

A Sísifo se le daba muy bien desafiar a los dioses, y éstos a su vez ya no hallaban como hacer que el hombre entrara en cintura. Cuentan que en una ocasión, hartos de que los desafiara con su ingenio, los residentes del Olimpo decidieron enviarle a Tánatos para que le quitara la vida... pero cuando se descuidó, Sísifo tuvo a bien ponerle grilletes al titán y por esa razón nadie en el mundo murió durante un tiempo.

Entonces los dioses, que no iban a dejar que este antiguo rey de Corinto se saliera con la suya, se propusieron darle un elaborado, muy elaborado, castigo. Básicamente, porque eso de maldecir y castigar mortales era el pasatiempo no. 1 de los olímpicos en aquellos días sin Netflix ni Televisión por Cable.

El olímpico castigo para Sísifo consistió en ser arrastrado al Inframundo para ser condenado a una inmortalidad infinita empujando una roca redonda hacia la cima de una montaña, donde llegando a la parte más alta, la roca rodaba cuesta abajo y había de volverla a empujar a la cima nuevamente. Una y otra vez... por toda la eternidad.

El castigo de Sísifo, para el filósofo Albert Camus que en una noche de chaquetas mentales y elucubraciones reflexivas se dio el rol por el Inframundo, representa el sinsentido que todos afrontamos en el día a día de existencias vacías colmadas de tareas repetitivas que muy poco tienen que ver con nosotros: salir de la oficina para llegar a casa, duermes y te levantas temprano para ir a la oficina y regresar más tarde a casa, para dormirte y despertar para salir a la oficina... ¿captas el concepto?

Las personas vivimos atrapadas en pequeñas eternidades personales que son cíclicas y carentes de trascendencia; somos efímeros, accidentales y poco relevantes. Existimos como un eco apagado del "Mito de Sísifo"; castigados por dioses misteriosos, debido a crímenes de los que ya nadie se acuerda.

¿...eso es todo?

El Lado B del que ni Wikipedia te cuenta, es que de verdad, Sísifo era muy inteligente... emocionalmente inteligente; incluso más inteligente que los propios dioses que en su momento se quebraron la cabeza para darle un castigo.

Al darse cuenta de que su destino era efectivamente realizar una vez y otra la misma tarea concreta, y eso era ajeno a toda negociación, Sísifo decidió que realizaría cada vez, de manera distinta esa misma tarea. Así, en principio empujó la piedra con ambas manos, pero después vio que hacerlo con la mano derecha le implicaba un esfuerzo diferente... luego experimentó hacerlo con la mano izquierda.

Un buen día se preguntó si podía hacerlo empleando solamente los pies, y de ese modo surgió el primer intento de jugar al fútbol.

Descubrió que subir en línea recta a la cima de la montaña, no era lo mismo que hacerlo en espirales, también probó hacerlo de frente, de espaldas y de costado. Lo hacía cantando, platicando con los turistas que como el amigo Alberto, pasaban a verlo, y también recitando versos al revés. Compuso sonetos y luego los descompuso, escribió un par de novelas, hizo videochat con su hijo que andaba de viaje con sus amigos los Argonautas. Empujó la roca con los ojos cerrados, saltando sobre un pie y a veces hasta rodando el también detrás de la piedra.

Sísifo necesitó previamente renunciar al enojo que le daba su situación. Aceptó que esa circunstancia era ahora la suya y era inevitable, pero podía ver que no son las circunstancias las que nos afectan, sino lo que elegimos hacer con ellas; de modo que se apropió de su condena y la transformó en una oportunidad creativa para seguir siendo el hombre ingenioso que le gustaba ser.

Efectivamente, mediante la creatividad transformó su maldición en una senda de crecimiento...y no solamente muscular, porque evidentemente acabó mamadísimo llevando su piedra de arriba a abajo a lo largo de la montaña. Así nació el entrenamiento funcional y el crossfit. Sino que también fue una senda hacia el estoicismo, apropiándose de sus circunstancias, independientemente de que hubieran sido los dioses quienes le hubieran puesto ahí.

Hoy en día Sísifo se dedica a dar charlas motivacionales mientras empuja su piedra, porque con el tiempo su montaña se volvió el mundo, y su piedra la vida, así que no es raro que le mires pasar con su piedra por delante y te den ganas de seguirlo (@SisifoRules en Twitter). Las eternidades han pasado y Sísifo ha sido un Sísifo distinto en cada ocasión que ha llevado su tarea a la cima; una y otra vez, siempre la misma labor en su apariencia y siempre distinta en su significado.

Imagina tu, que sales de casa a la oficina, a veces vas en auto y a veces en bici, unas por la ruta de siempre y otras veces te inventas rutas nuevas. Imagina que llegas y te inventas una manera nueva de sacar los pendientes, otra forma de organizar tu chamba... te sacas desafíos de la manga y te pones metas donde antes nada más había rutinas aburridas. Vuelves a casa por caminos que antes no habías experimentado y te regalas una actividad nueva para terminar el día. Duermes, despiertas, recurres a tu creatividad para empezar de nuevo, pero siempre distinto...

La interpretación existencialista de Camus para el mito de Sísifo es una opción posible y bastante coherente, pero la Psicología Positiva abre la oportunidad de apropiarnos de nuestras circunstancias y construir un sentido donde previamente no lo había. Finalmente, ya estará de cada quien elegir si hace de su cotidianidad una olímpica condena o una senda de crecimiento al mas puro #SísifoStyle. ¿Qué decides?

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