Los Superhéroes y el gusto por la lectura

El ultimo hijo de Kriptón llegó a la granja de los Kent en 1938 para traer esperanzas a la humanidad. Jerry Siegel y Joe Shuster lo llamaron Clark y encerraron en su imagen (la de un hombre caucásico, guapo, corpulento y de ojos azules), el ideal de liderazgo e impecabilidad moral que tanta falta hacía en aquella época.

En la novela gráfica de The Sandman, te enterarías que Kriptón voló en trocitos gracias a un capricho que el eterno Destruction le cumplió a su hermana Despair, durante una reunión en la casa de Destiny. Ya sabes, cosas de familia.

Con la llegada de Supermán, dio inicio la era de los superhéroes, que al incorporarse progresivamente a nuestro imaginario popular, revitalizaron los clásico literarios mediante los valores en turno, para que la gente sumida en una la época de Guerras Mundiales, luchas civiles y una severa incertidumbre existencial, tuviera alguna luz... al menos imaginaria.


En marzo de 1939, una encarnación de El Zorro, con dotes de Sherlock Holmes, se asomó de entre las gárgolas de Ciudad Gótica para demostrar que un solo hombre puede hacer la diferencia. En diciembre de 1941 la idea de las Amazonas griegas se vistió de BDSM con botas altas y un lazo de la verdad, para que las mujeres afirmaran que podían salir delante, aunque sus esposos jamás regresaran de la guerra. En julio de 1940 se encendió una Linterna Verde, que prometía que aún en la noche mas oscura, ningún mal podría escapar de su luz ni evitar temer su poder. Y en el mismo año llegarían Flash, el Hombre Halcón y un prolongado etcétera que no dejaría de extenderse hasta nuestra época.

Nuestras sociedades recibieron con entusiasmo a los Superhéroes porque eran ya viejos conocidos nuestros pero en historias innovadoras; como Lex Luthor, cuya obsesión contra Supermán era un reflejo narrativo de la locura del Capitán Ajab que perseguía su venganza contra Moby Dick.

De igual modo, cada superhéroe evoca en sí mismo, cualquiera de los mitos que en su momento fueron los dioses o semidioses de la antigüedad. No es difícil distinguir de entre ellos, a los que pretenden evocar la sabiduría de Salomón, o la fuerza de Hércules, el valor de Aquiles, el poder de Zeus, la resistencia de Atlas, o incluso la vivacidad de Mercurio, por decir algo.

...Shazam¡!

En la actualidad, la presencia de los superhéroes en la literatura, la cultura pop, el cine o la televisión en streaming y propiamente en los cómics, nos devuelve a nuestras raíces culturales en diferentes niveles; y no siempre somos conscientes de eso, pero el puente ahí está y una y otra vez lo cruzamos. Nos conectan con los mitos de culturas antiguas o con las narraciones de clásicos literarios que jamás van a perder su vigencia.

Me encuentro entre quienes afirman que el cómic (hoy llamado también, el 9no. arte) es un excelente medio para introducir a los nuevos lectores a la exploración de los clásicos, dado que no hay demasiada complejidad en identificar las 10 semejanzas entre la Liga de la Justicia y los Mosqueteros de Dumas. Y si existe escepticismo para este argumento, chécate la saga de Deadpool Killustrated, donde el mercenario se enfrenta muy a su manera contra el residente de la Baker Street, contra el Capitan Nemo, Tom Sawyer, y otros.

Pero también puede afirmarse que los superhéroes van siendo un reflejo flexible para el flujo de las épocas. Batman por ejemplo, en los años 50 era un personaje para adultos leído por adultos, pero cuando los jóvenes comenzaron a interesarse por los cómics, al detective de Gótica se le sumó un Robin como "sidekick".

Progresivamente, hoy en día vivimos en la época del consumo colaborativo, de las redes sociales y las grandes comunidades en el contexto de una aldea global que ya no valora la misantropía; el héroe solitario ya no es estimulante, por lo cual al murciélago se le han sumado una Batgirl y otra Batwoman, un Robin nuevo, un Red Robin, un Nightwing, una Spoiler, un Batwing afroamericano y así. La llamada #Batfamily... por qué quienes leen ahora los cómics, no toleran del todo estar solas o solos, y necesitan sentirse en comunidades.

A Black Panther le quitaron la máscara porque ya no era necesario dejar su ascendencia africana oculta detrás de sutilezas narrativas, a Batwoman le reconocieron su romance con Reneé Montoya, y el anillo de los Linterna Verde reconoció en Simon Baz la capacidad de afrontar un gran miedo y así empezó la historia de un inmigrante árabe falsamente acusado de terrorismo.

En la Edad de Oro de los cómics, los superhéroes fueron un reflejo de lo que nuestras sociedades idealizaban para sí mismas; eran modelos inalcanzables que marcaban el norte para las personas que pretendían ser "buenas". Pero hoy no nos sirven los ideales inalcanzables, y por eso los superhéroes ahora reflejan lo que vamos siendo y hacia dónde vamos conduciendo nuestras sociedades: los cómics escuchan los cambios sociales en tiempo real y nos lo proyectan frente a nuestros ojos para consolidar el devenir de nuestras realidades sociales.

En tiempos de Wonder Woman, bastaba un cartel donde un ama de casa levanta el brazo para afirmar "we can do it!", pero hoy es necesario que Jane Foster levante el martillo de Thor para convertirse en el nuevo dios del trueno y peleé por Asgard... al menos por unos tres añitos en tiempo editorial.

¿Vale la pena que las y los niños lean cómics?, si... por supuesto, porque hay un esfuerzo sostenido a favor de que las historias en esas páginas reflejen el progreso que va desarrollándose en el mundo, los nuevos valores, las nuevas posibilidades. Acompáñales en la lectura.

A mi me encantaría que de mayor, mi sobrina quiera ser IronMan en vez de conformarse con esperarse en lo alto de una torre a que un príncipe azul vaya a por ella al rescate.

Y vale la pena que tu, que no estás tan chavita o tan chavito, veas en qué te reconoces cuando Harley Queen identifica tener un romance tóxico del que no sabe cómo desprenderse... o qué se refleja de ti cuando Batman vs. Superman confrontan dos modelos sociales / políticos que ponen a discusión la anarquía filosófica versus el conservadurismo, por mencionarte un par de ejemplos mínimos.

No hay comentarios.:

Me interesa conocer tu opinión, escríbela y te responderé en breve: