Menos propósitos y más proyectos

Hoy mismo, que estamos a escasas semanas del fin de año, conviene que empecemos a visualizar nuestros propósitos para el 2020. ¿Eres tú de las personas que creen en los propósitos de año nuevo?

Según los coaches de desarrollo humano y muchos profesionales de la #psicología, formularnos propósitos de año nuevo nos ayuda a alimentar la satisfacción que sentimos hacia la vida en general y respecto a nuestra persona, además de que robustece la confianza que sentimos en nuestra capacidad para elaborar y ejecutar decisiones.

Claro que, para que nuestros propósitos de cada año ayuden efectivamente a construir una vida mejor para nosotros y además nutran nuestro autoconcepto de manera beneficiosa, es necesario que los cumplamos y no los vayamos arrastrando año tras año...

...tras año ...tras año

Si te apetece considerar la posibilidad de formularte propósitos de Año Nuevo y planeas tomártela en serio, probablemente te funcione iniciar con un Pizarrón de los Deseos, para lo cual vamos a necesitar: un bonche de revistas de las que tu mamá tiene en casa, unas tijeras barrilito de punta chatita y un pegamento Pritt que no se derrame.

A continuación, identifica varias imágenes en las revistas y recorta aquellas con las que sientas que te identificas, posteriormente ve pegando con el Pritt esas imágenes en una media cartulina, para hacer un collage que refleje lo que quieres para ti este próximo 2020. Por ejemplo, si ves la ilustración de una persona corriendo por la playa y a ti te gustaría tener unas vacaciones con sol y arena, probablemente quieras incluir en tu pizarrón precisamente esta imagen tan atractiva.

El beneficio de hacer un Pizarrón de los Deseos, reside en que te ayudará a construir la visión personal que tienes para el próximo año, y te va a ayudar a clarificar en contexto, lo que deseas para ti. De esta información visual puedes extraer una cantidad apropiada de propósitos, tal vez cinco o seis propósitos que habrás de consolidar en el próximo año.

Para mayores ejemplos del pizarrón de los deseos, busca entre las imágenes de Google “Vision Board”. Recuerda que una vez que lo hayas concluido, conviene que lo coloques en algún lugar de tu casa donde constantemente lo estés viendo, y constantemente alimente tu motivación por materializar esta visión que haz retratado mediante su elaboración. 

Ahora que gracias al collage del Pizarrón de los Deseos, tienes una lista de propósitos de Año Nuevo, te invito a verlos como metas operacionales. Es decir, no solo como "propósitos", sino propiamente como "proyectos".

A continuación, identifica de qué manera sabrás cuando cualquiera de estas metas se hayan consolidado. Por decir algo: no se trata únicamente de bajar de peso, sino de bajar 10 kilos. Entonces sabrás que tu meta se ha consumado cuando la báscula diga que has logrado reducirle 10 kilos a tu talla.

A este punto, recuerda no enunciar tus propósitos en abstracto; en lugar de plantearte metas vagas, procura formularlos como metas concretas, donde identifiques la manera de evaluar que has alcanzado cada una de ellas: ¿qué quieres lograr?, ¿cuando lo quieres?, ¿dónde?

Lo que sigue es ponerle un una fecha límite a cada una de esas metas. ¿Quieres haber bajado esos 10 kilos para junio, tal vez?, ¿haber dejado de fumar para noviembre, quizá?

Ponerle una fecha de término a cada una de tus metas, te permitirá gestionar económicamente cada uno de tus recursos involucrados en el proceso de consolidar estos proyectos. Entiéndase por recursos, no solamente los que son financieros, si no igualmente tu paciencia, tu atención, tu energía o propiamente tu tiempo.

Ahora bien, si ya tienes identificada la manera en la que reconocerás que has alcanzado tus metas, y ya definiste una fecha de término para cada una de ellas, entonces corresponde segmentar esas metas en objetivos parciales.

Digamos que has declarado que bajarás 10 kilos para octubre, esa es una gran meta que puede ser gestionada más fácil si la divides entre 10, planteándote entonces, bajar únicamente un kilo cada mes desde enero, hasta llegar a octubre.

Las grandes metas son más fáciles de lograr si las divides en metas más pequeñas, y centrándote en cada una de estas fracciones mantendrás vigentes tu motivación y fuerza de voluntad hasta alcanzar el objetivo final.

Ya tienes definidas tus metas y marcaste una fecha para la consumación de cada una de ellas, también haz segmentado los objetivos en fragmentos más manejables. ¿Qué sigue?

Si cuentas con una agenda, o planeas iniciarte en el saludable hábito de llevar una, porque una agenda no solamente permite que te organices mejor, sino que puede ayudarte a llevar un registro de los avances que vas haciendo de tus proyectos... digo, si contarás con una agenda, entonces registra en ella todas las fechas relativas a tus objetivos parciales y tus metas finales.

Si en cambio te resistes a llevar una agenda, entonces puedes imprimir en una hoja tamaño carta, cada una de esas fechas y pégala en el refrigerador con un pequeño imán.De este modo, irás palomeando con un marcador, cada objetivo alcanzado en el proceso de consumar tus proyectos para el 2020.

Ahora, ¿que tan habitual es para ti premiarte cuando obtienes un logro? Si tienes pensado obsequiarte algunas experiencias gratificantes a lo largo del año, te sugiero que acomodes estas experiencias en tu calendario, inmediatamente después de la fecha final de alguno de tus objetivos. De modo que hacer un viaje o ir a un parque de diversiones, pueden ser maneras de #celebrar lo logrado y recompensarte por los objetivos que estás alcanzando.

Lograr nuestras metas implica un equilibrio entre ese esfuerzo que das y las recompensas que te permites para mantener estimulada tu motivación y tener pequeños cierres a lo largo del proyecto total.

Insisto: esfuerzo + recompensa forman parte de un mismo proceso eficiente.

Finalmente, ubica los hábitos que puedes cultivar cotidianamente, para consolidar cada uno de tus objetivos. Si sueles sabotear la dieta con comida chatarra comprada en los puestitos de la esquina, quizá debas habituarte a no cargar tanto efectivo; si quieres empezar a levantarte temprano, puede que necesites habituarte a acostarte antes de lo que acostumbras.

Cada nuevo hábito implica una curva de aprendizaje, varias recaídas, olvidos y mucha paciencia; así que mientras menos tiempo te tardes en fracasar, más pronto lograrás el éxito.

Esos nuevos hábitos son la plataforma sobre la que construirás tus proyectos personales.

Al final del próximo año, si has alcanzado la mayor parte de tus propósitos, obtendrás además, una mayor confianza en tu propia voluntad, tenacidad y perseverancia, y eso a su vez, posibilitará que creas más en ti. ¿Para qué?, bueno... ¿quién crees que le tiene mayor miedo al futuro, una persona que creé en si misma, u otra que no se siente capaz de lograr lo que se propone?

No solamente se trata de exprimir al máximo el año que está por llegar, sino también de emplearlo para a avanzar en esa mejor versión posible de ti a través de los proyectos que te inventas, que conforme los logras, tu también te realizas como una versión mejorada de ti.

Ya me dirás tu, si no vale la pena...

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