Acerca del aburrimiento

Hay un experimento realizado por psicólogos de la Universidad de Virginia en el que se inventaron cualquier justificación para captar a sus voluntarios y de ahí, los pusieron a esperar en una habitación austera, sin absolutamente nada que hacer; previamente, les preguntaron si de una vez les daban chance de electrocutarlos tantito para otro experimento que necesitaban realizar, a lo que cada persona que participaba les respondió con un contundente "no".

Cada persona estuvo sentada en una sala con nada más que su propia humanidad, una silla y una maquina de electrocución que supuestamente sería empleada para otro experimento distinto a ese. Los minutos pasaron, las horas también, el aburrimiento llegó y de pronto la máquina para electrocutar no parecía tan mala idea.

El punto es que al final de este experimento que en realidad exploraba cómo funcionamos ante el aburrimiento, cada hombre y mujer que participaron en él, fueron sorprendidos electrocutándose luego de que quienes dirigían el estudio, notaron que sus asistentes podían en cualquier momento empezar a lastimarse en serio. Claro que los detuvieron.

¿Es neta que preferimos electrocutarnos a enfrentar el aburrimiento?, aparentemente si.

Vivimos con la mente sobreestimulada por un mundo donde nuestra atención es un recurso muy rentable para el mercado, se trata de la "economía de la atención": una competencia entre las empresas que producen bienes y servicios que, como el Flautista de Hamelin en los cuentos, buscan atraer y capturar la cartera de los consumidores mediante productos audiovisuales cada vez más estridentes, objetos personalizables y experiencias desbordadas de aventura y adrenalina.

En este tenor, encontramos que el C. E. O. de Netflix expresó en 2019 que el peor enemigo de su plataforma de streaming era esa insidiosa necesidad de dormir que suelen tener las personas.

Así, en el centro de este bombardeo emocional y sensorial estamos nosotros, a quienes además, nos han convencido de que la verdadera productividad radica en el multitasking; entonces, cuando no estamos recibiendo los distractores del ambiente, procuramos ocuparnos en tres o cuatro asuntos al mismo tiempo para decirnos "productivos" y mantenernos entretenidos. Para no aburrirnos.

La cosa es que no nos sabemos estar en paz, porque no toleramos el silencio. Hemos olvidado, si alguna vez supimos cómo, la manera de caminar de vuelta hacia nosotras y nosotros mismos, y con esta incapacidad nos hemos hecho dependientes del entretenimiento y las distracciones.

Por eso, no es sorpresa que experimentemos ansiedad cuando llega el momento de quedarnos quietos y el bombardeo de estímulos a nuestro alrededor, por alguna razón se detiene. No sabemos que hacer con nuestra propia mente porque la sociedad nos ha condicionado a evitar el aburrimiento a cualquier costa.

¿Imaginas la época en que la humanidad no tenía mas que la corriente de un río para distraerse, el vuelo de las hojas sobre el aire de otoño, una puesta de sol, una conversación ente amigos?, ¿cuándo fue que nos volvimos tan sofisticados que sin una súper computadora en nuestra mano, no logramos estar cómodos? Qué extraviados estamos...

...qué árido se ha vuelto nuestro mundo interior.

Darnos cuenta de eso, si verdaderamente nos damos cuenta, abre la posibilidad de empezar a amueblarnos por dentro: ¿cómo rayos te entretenías en tu infancia?

Se que esperas que te invite a leer un libro, no es mala idea y es un excelente punto de arranque, pero ¿qué tal si te inventas un proyecto personal que te haga sentido nada más a ti? Pinta algo, aprende escultura, construye un mueble nuevo o haz lo que sea que llevas tiempo teniendo ganas de hacer, algo que te debas y que realmente no te hace falta, pero que verdaderamente sería muy placentero de hacer.

En Latinoamérica admiramos aquellas culturas, como la Islandesa, donde las personas escriben libros, aprenden alfarería o cultivan hábitos formidables. A la gente de esos lugares les ayuda mucho que alguna vez al año necesitan detenerse, porque las noches se vuelven demasiado largas o porque la nieve les mantiene largas temporadas en casa; entonces, y gracias a que en su cultura se promueve la introspección, les hace mucho sentido realizar algo que les lleve de vuelta hacia ellas y ellos mismos.

Son personas que no temen aburrirse, porque pueden generar sus propios estímulos desde adentro de sí.

No está mal disfrutar de la última película de Marvel o del viaje más exótico de la temporada, pero te deseo que ojalá, también tengas a la mano la capacidad de producir tus propias películas en tu imaginación, que te permitas materializar tu creatividad en cosas bellas, y que sepas embarcarte en viajes épicos hacia tus mundos interiores. Te deseo la autonomía emocional, que surge de cultivar una mente creativa, creadora y estimulante.

Porque llegará de vez en cuando, el turno del mundo de dejar de girar, y se hará el silencio, y tu estarás ahí... espero que sepas qué hacer contigo.

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