jueves, 16 de abril de 2020

El COVID y sus metáforas

El humano moderno se siente orgulloso del progreso que ha consolidado con el paso de los siglos.

Hoy las personas presumen sus autos con tecnología de punta, sus teléfonos celulares que son en realidad pequeñas supercomputadoras de bolsillo, o sus casas que suben o bajan la luz, enciendan o apagan electrodomésticos con solamente un comando de voz… y mientras la tecnología que nos envuelve va cobrando inteligencia, nosotros la vamos perdiendo; y en una de esas, nuestra humanidad también.

En tiempos de la economía de la información y la vida 2.0, la y el pequeño cavernícolas, se resisten a ser solo un aspecto rancio de nuestro pasado evolutivo. Lo rancio se mantiene, pero mi pequeño cavernícola interior personal, todavía se despabila y quiere salir a jugar cuando los humanos a su alrededor se asustan viendo extranjeros que migran a su vecindario, cuando un hombre golpea a una mujer porque no le hizo su cena o cuando pretendemos categorizarnos desde una jerarquía imaginaria a según de nuestro color de piel y rizado en el cabello.

Si, en el fondo seguimos siendo cavernícolas con teléfonos inteligentes.

El COVID y sus metáforas

El humano moderno se siente orgulloso del progreso que ha consolidado con el paso de los siglos. Hoy las personas presumen sus autos con tecnología de punta, sus teléfonos celulares que son en realidad pequeñas supercomputadoras de bolsillo, o sus casas que suben o bajan la luz, enciendan o apagan electrodomésticos con solamente un comando de voz... y mientras la tecnología que nos envuelve va cobrando inteligencia, nosotros la vamos perdiendo; y en una de esas, nuestra humanidad también.

En tiempos de la economía de la información y la vida 2.0, la y el pequeño cavernícolas, se resisten a ser solo un aspecto rancio de nuestro pasado evolutivo. Lo rancio se mantiene, pero mi pequeño cavernícola interior personal, todavía se despabila y quiere salir a jugar cuando los humanos a su alrededor se asustan viendo extranjeros que migran a su vecindario, cuando un hombre golpea a una mujer porque no le hizo su cena o cuando pretendemos categorizarnos desde una jerarquía imaginaria a según de nuestro color de piel y rizado en el cabello.

Si, en el fondo seguimos siendo cavernícolas con teléfonos inteligentes.

Hablemos ahora de la enfermedad. En tiempos de la humanidad cazadora - recolectora, al miembro enfermo de la tribu me lo abandonaban a su suerte mientras el grupo seguía adelante en busca de mejores territorios de caza. Virtualmente los individuos enfermos morían solos porque la tribu los consideraba una carga para el grupo. Paulatinamente, los seres humanos aprendieron a relacionarse con las hierbas, y desarrollaron métodos de curación contra muchos malestares; sin embargo las enfermedades que continuaban siendo incurables, significaban invariablemente el abandono y la muerte.

viernes, 10 de abril de 2020

Tu y las Microondas

Yo creo que en todos los hogares debería de haber un horno de microondas.

En mi opinión, las personas que miran a ese electrodoméstico con horror y suspicacia, pertenecen a ese grupo social que habita en el mismo barrio intelectual que los antivacunas, y quienes creen que la tierra es plana y descansa sobre la espalda de dos elefantes africanos.

En realidad, es natural del ser humano rechazar a priori toda técnica o tecnología cuyo funcionamiento no entiende con claridad, aquellas que por su sofisticación son indistinguibles de la magia.

Aún siendo personas del s. XXI, reaccionamos igual que quienes miraban las creacciones de Leonardo DaVinci como obras de brujería; y el horno de microondas, que opera de manera invisible a nuestros ojos, por parecer magia, ha inspirado una variopinta colección de mitos que le convierten en el patito feo de los electrodomésticos.

Tu y las Microondas

Yo creo que en todos los hogares debería de haber un horno de microondas.

En mi opinión, las personas que miran a ese electrodoméstico con horror y suspicacia, pertenecen a ese grupo social que habita en el mismo barrio intelectual que los antivacunas, y quienes creen que la tierra es plana y descansa sobre la espalda de dos elefantes africanos.

En realidad, es natural del ser humano rechazar a priori toda técnica o tecnología cuyo funcionamiento no entiende con claridad, aquellas que por su sofisticación son indistinguibles de la magia. Aún siendo personas del s. XXI, reaccionamos igual que quienes miraban las creacciones de Leonardo DaVinci como obras de brujería; y el horno de microondas, que opera de manera invisible a nuestros ojos, por parecer magia, ha inspirado una variopinta colección de mitos que le convierten en el patito feo de los electrodomésticos.

No es verdad que el horno de microondas cause cáncer, dado que su funcionamiento no se basa en la radiación; tampoco cocina a la gente que está a su alrededor, porque el armatoste está hecho para guardar las microondas en su interior y no orbitando en la periferia.

Lo que hacen las microondas, que solo son ondas electromagnéticas rebotando por todos lados adentro del horno, es alborotar a las moléculas de agua que hay en los objetos, haciéndolas vibrar y calentando por fricción las demás moléculas que están cerca. Por eso, un alimento en el micro se calienta de manera uniforme, pero desde adentro (donde hay mayor humedad) hacia el exterior. De este modo, el horno de microondas funciona exactamente igual que un horno convencional, solo que no te va a dejar la comida crujiente, lamentablemente.

miércoles, 8 de abril de 2020

Síndrome de cuarentena

No, no está bien sentirse mal, no importa si son los propios memes en Facebook quienes te tratan de convencer de lo contrario.

Imagínate a Viktor Frankl una mañana en medio del campo de concentración, pensando: “voy a dejarme llevar por la desesperanza, finalmente está bien sentirse mal”, y de pronto ve a su vecino judío, homosexual, gitano o meramente un tipo con mala suerte, que tras pensar que está bien sentirse mal, corre directo hacia donde los soldados nazis le esperan con sus armas cargadas.

Realmente, lo que Frankl dijo, fue “no puedo elegir esta circunstancia en la que me encuentro, pero puedo elegir la actitud con la que la enfrento”, y así nació la logoterapia, un modelo de la psicología, que se enfoca en la manera en que le damos sentido a las circunstancias, las cosas, las pérdidas y todo un inagotable etcétera.

Así de profundo era su logos…

Síndrome de cuarentena

No, no está bien sentirse mal, no importa si son los propios memes en Facebook quienes te tratan de convencer de lo contrario.

Imagínate a Viktor Frankl una mañana en medio del campo de concentración, pensando: "voy a dejarme llevar por la desesperanza, finalmente está bien sentirse mal", y de pronto ve a su vecino judio, homosexual, gitano o meramente un tipo con mala suerte, que tras pensar que está bien sentirse mal, corre directo hacia donde los soldados nazis le esperan con sus armas cargadas.

Realmente, lo que Frankl dijo, fue "no puedo elegir esta circunstancia en la que me encuentro, pero puedo elegir la actitud con la que la enfrento", y así nació la logoterapia, un modelo de la psicología, que se enfoca en la manera en que le damos sentido a las circunstancias, las cosas, las pérdidas y todo un inagotable etcétera.

Así de profundo era su logos...

Entonces, frecuentemente es normal sentirse mal en una situación dolorosa o desafiante, pero la responsabilidad que cada persona tiene hacia sí misma, le lleva a encargarse de su propio bienestar emocional, buscando la forma de estar lo mejor posible. Esto NO implica que cada quien deba de estar feliz todo el tiempo, lo cual no solamente es absurdo, sino peligroso; el término clínico para esta felicidad permanente es "euforia" y hay medicamentos para eso.

domingo, 5 de abril de 2020

Masculinidades de cuidado

Hombres, no todos son iguales… porque existen muchas más que una manera única de ser hombre.

Esto nos introduce en un debate que viene desarrollándose desde los años ochenta, el de las masculinidades múltiples.

También les han llamado “nuevas masculinidades” a esas que podemos ubicar como masculinidades constructivas, pero en realidad no tienen mucho de nuevas, aunque si, en su momento eran consideradas masculinidades raras o incluso proscritas.

Antes de la ¿liberación femenina?, los hombres enfrentaban la obligación de ser como el arquetípico cavernícola feo, fuerte y formal, que no llora, que no se rompe y que es el respetable cabeza de su familia.

Masculinidades de cuidado

Hombres, no todos son iguales... porque existen muchas más que una manera única de ser hombre, y esto nos introduce en un debate que viene desarrollándose desde los años ochenta, el de las masculinidades múltiples. También les han llamado "las nuevas masculinidades" a esas que podemos ubicar como masculinidades constructivas, pero la neta, no tienen mucho de nuevas, aunque si, en su momento eran consideradas masculinidades proscritas.

Antes de la ¿liberación femenina?, los hombres enfrentaban la obligación de ser como el arquetípico cavernícola feo, fuerte y formal, que no llora, que no se rompe y que es el respetable cabeza de su familia. Sentada la obligación, cualquier ingenuo que consolidara una manera distinta de ser hombre, era acusado de blando, inmaduro, poco hombre, mandilón y demás. No era aceptable salirse del molde.

Pero llegó el feminismo para cuestionar el rol que la sociedad y la cultura le imponen a las mujeres, y al cuestionar y re - elaborar el rol de ellas, inevitablemente se cuestionó el rol de ellos: ¿es verdaderamente tan terrible que un hombre hable de sus emociones?, ¿los genitales expuestos de la anatomía masculina, efectivamente se encogen cuando un hombre lava trastes? No fuera a ser...

Pensar las masculinidades como una multiplicidad, nos lleva a la tradicional dicotomía de "lo bueno" y "lo malo", porque a nivel intelectual, nos sale muy barato separarlo todo en dos categorías.

viernes, 3 de abril de 2020

Cultura de la fragilidad

Me parece que hoy vivimos envueltos en una cultura de la fragilidad.

Cada que nos damos cuenta, nos agregan una cosa, situación, persona, flor o fruto que representa una nueva amenaza a nuestra vida.

Comer huevos va a matarte, la carne da cáncer, la leche tiene bacterias… prácticamente toda la canasta básica urde un complot en nuestra contra. El sol causa melanoma, sólo el agua embotellada está pura… la mafia del poder te quiere esclavizar, Trump es una amenaza para México… ponte suéter o morirás de neumonía…

¿Qué tan frágil te consideras?, ¿cuáles de estas alertas tienen verdaderamente fundamento, y cuáles no?

El riesgo de habernos vuelto consumidores masivos de información, radica en no sostener una postura suficientemente crítica, para esa información que anexamos a nuestro sistema de creencias, y de ahí a la interpretación que hacemos de la realidad.