domingo, 31 de mayo de 2020

Identidad de Tribu

En la Tribu del Oso Cavernario siempre podían surgir conflictos, ya que tenías a casi una decena de familias conviviendo en un mismo espacio, y en cada ocasión en la que tenían que mudarse debido a un derrumbe, una plaga, un terremoto, el ataque de depredadores que se merendaban a los miembros de la tribu, o simplemente porque la tribu había crecido, surgían nuevamente las disputas para decidir el espacio que cada familia ocuparía en la nueva caverna, y de ahí se redistribuían los roles a cumplir dentro de la tribu, la distribución de alimentos y etcétera.

Sin embargo, al final cada habitante de la caverna reconocía en los demás a los miembros de su propia tribu y la armonía regresaba pacíficamente. Saber quiénes son parecidos a ti y pertenecen a tu misma tribu es “identidad”: la capacidad de mirar un reflejo de ti en cada gente.

Pero llegó un día en el que, de cambiarse de una caverna vieja a una más nueva, la Tribu del Oso Cavernario conoció a la Tribu del León Cavernario. Unos y otros se miraron con rechazo porque cada cual representaba una amenaza para el otro, pues no conocían ni los modos e intenciones de la otra tribu, ni sabían si los recursos eran suficientes para ambas comunidades; pero si ubicaban lo llamativo que era para los depredadores, tener a mucha gente reunida en un mismo lugar.

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Identidad de Tribu

En la Tribu del Oso Cavernario siempre podían surgir conflictos, ya que tenías a casi una decena de familias conviviendo en un mismo espacio, y en cada ocasión en la que tenían que mudarse debido a un derrumbe, una plaga, un terremoto, el ataque de depredadores que se merendaban a los miembros de la tribu, o simplemente porque la tribu había crecido, surgían nuevamente las disputas para decidir el espacio que cada familia ocuparía en la nueva caverna, y de ahí se redistribuían los roles a cumplir dentro de la tribu, la distribución de alimentos y etcétera. Sin embargo, al final cada habitante de la caverna reconocía en los demás a los miembros de su propia tribu y la armonía regresaba pacíficamente.

Saber quiénes son parecidos a ti y pertenecen a tu misma tribu es “identidad”: la capacidad de mirar un reflejo de ti en cada gente.

Pero llegó un día en el que, de cambiarse de una caverna vieja a una más nueva, la Tribu del Oso Cavernario conoció a la Tribu del León Cavernario. Unos y otros se miraron con rechazo porque cada cual representaba una amenaza para el otro, pues no conocían ni los modos e intenciones de la otra tribu, ni sabían si los recursos eran suficientes para ambas comunidades; pero si ubicaban lo llamativo que era para los depredadores, tener a mucha gente reunida en un mismo lugar. Entonces surgieron las hostilidades hacia esa tribu nueva, y el tótem del León Cavernario y todo lo que tuviera que ver con esa gente, se convirtió en un tabú proscrito.

viernes, 22 de mayo de 2020

Desnudando a la Heteronorma

Probablemente has visto alguna vez una bandada de pájaros volando, es difícil no reconocer la armonía con la que cada uno de ellos ocupa su sitio en la parvada; siempre en movimiento, sin salirse del grupo o chocar contra los camaradas más cercanos.

Lo mismo sucede con un banco de peces, quienes no necesitan hablar cetáceo para organizar quienes irán a la cabeza del cardumen y quienes vigilarán la retaguardia.

¿Qué autoridad le dijo a cada ave o a cada pez su lugar y rol dentro del grupo?, ¿quién organizó a los lobos para que cada cual, supiera a quién le toca ser el alfa de la manada y a quién el beta?

Nadie, esas reglas y códigos ya estaban ahí desde mucho antes de que Nemo se perdiera y a Dori se le olvidara qué cosa interesante había en el número 42 de la calle Wallaby.

Desnudando a la Heteronorma

Probablemente has visto alguna vez una bandada de pájaros volando, es difícil no reconocer la armonía con la que cada uno de ellos ocupa su sitio en la parvada; siempre en movimiento, sin salirse del grupo o chocar contra los camaradas más cercanos. Lo mismo sucede con un banco de peces, quienes no necesitan hablar cetáceo para organizar quienes irán a la cabeza del cardumen y quienes vigilarán la retaguardia. 

¿Qué autoridad le dijo a cada ave o a cada pez su lugar y rol dentro del grupo?, ¿quién organizó a los lobos para que cada cual, supiera a quién le toca ser el alfa de la manada y a quién el beta? Nadie, esas reglas y códigos ya estaban ahí desde mucho antes de que Nemo se perdiera y a Dori se le olvidara qué cosa interesante había en el número 42 de la calle Wallaby. 

A esto, los biólogos le llaman instinto y es algo que ordena las colonias de insectos, las manadas de mamíferos y al resto de los animales; pero ¿que hay con los seres humanos? Pues que nosotros también tenemos instinto, pero no nos domina tanto como lo haría con una colmena de abejas donde cada cual tiene un rol definido como obrera, zángano o reina. En lugar de un instinto que nos organice, nosotros tenemos una cultura. 

La cultura es como el inconsciente colectivo de todas las sociedades, y siempre está en evolución.

Lo mismo que el instinto para muchos animales, la cultura nos impone un sistema de reglas y códigos que organizan el sitio que va a ocupar cada quién: a quien le corresponde proveer el sustento, a quién le toca criar a los cachorros de humano, quien protegerá la manada o quién va a cuidar que el fuego del hogar no se apague.

miércoles, 6 de mayo de 2020

Las Conspiranoias

Desde que René Descartes hizo lo suyo, nos hemos convencido de que el razonamiento intelectual es el camino para acceder a la verdad, y las evidencias vendrían siendo un mero accesorio, porque lo que Renecito sugiere, es que los sentidos son engañosos y solamente mediante la razón podemos entender con claridad.

Poco importa que después llegara John Locke para decirnos que mejor modo de acceder a la verdad, es mediante el contacto que hacemos al mundo a través de nuestros sentidos. Locke era empirista, Descartes racionalista.

Probablemente la manera más funcional de acceder a la verdad sea por una mezcla de ambos sistemas, un poquito de observación empírica para identificar los hechos a nuestro alrededor, y otro tanto de razonamiento intelectual para asimilar esa información en una opinión suficientemente objetiva…

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Las Conspiranoias

Desde que René Descartes hizo lo suyo, nos hemos convencido de que el razonamiento intelectual es el camino para acceder a la verdad, y las evidencias vendrían siendo un mero accesorio, porque lo que Renecito sugiere, es que los sentidos son engañosos y solamente mediante la razón podemos entender con claridad.

Poco importa que después llegara John Locke para decirnos que mejor modo de acceder a la verdad, es mediante el contacto que hacemos al mundo a través de nuestros sentidos. Locke era empirista, Descartes racionalista.

Probablemente la manera más funcional de acceder a la verdad sea por una mezcla de ambos sistemas, un poquito de observación empírica para identificar los hechos a nuestro alrededor, y otro tanto de razonamiento intelectual para asimilar esa información en una opinión suficientemente objetiva...

...y aún así queda ver que rayos viene siendo "la verdad"; porque a opinión de algunos criterios maliciosos de gente envidiosa y bien quien sabe cómo, la verdad siempre depende de un punto de vista, un espacio y un momento particulares: no hay verdades universales.

Pero entonces, ahí tienen ustedes que mis redes sociales se atascan cada cierto tiempo de teorías conspirativas sin acierto ni concierto, que buscan mediante inferencias al malo de la película dentro de algún gobierno extranjero (o propio) o al seno de una sociedad secreta que busca el dichoso Nuevo Orden Mundial.