Los años que se pasan volando

¿Cuándo fue la ultima vez que sentiste que el tiempo se te iba volando?, probablemente en más de una ocasión, se te ha escapado una amarga queja de cómo el último año se nos fue en un suspiro. Y si! Lo malo es que así como en un santiamén se nos va un año, y el otro o el que le sigue, lo mismo poquito a poco se nos va la vida, como en abonos chiquitos.

La explicación de este fenómeno, que no deja de ser completamente subjetivo, la puede dar el viejo Albert Einstein, quien con la mano en la cintura, nos afirma que el tiempo es relativo. Y efectivamente, el tiempo no transcurre igual para unos, que para otros.

Pero desde otra trinchera, el tiempo... nuestro tiempo este al que llamamos "vida", transcurre hoy padeciendo una arriesgada crisis de significados. Esa sería la explicación que un filósofo existencialista te podría dar. A diferencia de la antigüedad, en nuestra época, los días que vivimos son todos exactamente iguales, a lo mucho distinguimos días laborales de los que son feriados.


Da igual si es martes, que si es jueves; y si estás de vacaciones, agarras parejo viviendo un domingo continuo, donde solamente el último día de vacaciones se diferencia del resto por la amargura y la añoranza anticipada de quien sabe que debe "volver a la realidad" de su vida cotidiana.

En los tiempos antiguos, cuando hombres y mujeres existíamos en mayor contacto con nuestro entorno, los días solían tener su identidad: estaban los días dedicados a la cosecha, los de la fertilidad y los que conmemoraban las sequías, los días con lunas de sangre o esos en los que el río se desbordaba. ¿Ves hacia dónde voy?, de los 365 días del año, al menos la mitad tenía un significado que repercutía en la vida inmediata de todas las personas, y cada uno de esos significados era poderoso porque había una historia especial que explicaba la relevancia de ese día: un mito.

En el día de la primavera, por ejemplo, Prosperina regresaba del infierno para traerse con ella la primavera, porque Hades la había raptado dejándonos climas fríos y noches largas. Del otro lado del mundo y en esas mismas fechas, como no se sabía de las desgracias de Prosperina, había que dedicarle sacrificios a Xipe Totec para devolverle al universo su fertilidad, porque muerte y renacimiento era como si el universo cambiara de piel, por eso el Xipe cargaba con la piel de las y los aztecas sacrificados.

Los días tenían tanta importancia individual, una identidad tan definida que era imposible de vivirlos todos de corrido, de modo que cuando el ciclo anual se acababa, las personas tenían muchas experiencias bien diferenciadas y acumuladas, que por cierto, se asimilaban durante las reflexiones de los días invernales, hechos para guardarse, tener el mínimo de actividades y pasar tiempo de calidad con los tuyos.

Esa es la diferencia con el manejo del tiempo que tenemos ahora. Para nosotros se trata de medir la vida en bloques mas grandes, por ejemplo: por mes o por quincena trabajada, y da tan lo mismo una quincena, como todas las otras. Vivimos días sin identidad ni significado, y si la suma de nuestros días resulta en una vida, podemos contemplar la posibilidad de estar viviendo una existencia sin identidad ni significado.

¿Será cierto, o estoy tal vez, exagerando? El riesgo de que se nos vaya la vida indiscriminadamente, es que de repente volteas y en lugar de 25, tienes ya 45 años, y luego 65. El detenerte a darle a los días una identidad diferenciada, te permite conectarte con el paso del tiempo, fluyendo junto con él y sin quedarte atrás. ¿Qué tal si te inventaras tus estrategias para no agarrar parejo martes y jueves, a marzo que a enero, o al último año lo mismo que a este?, ¿qué se te ocurre para darle significado a tus días?

Si no lo haces y vives uno tras otro días que no tienen identidad (con un bonito nombre propio como "Navidad", "Día de la Independencia" o "Cumpleaños"), entonces llegará diciembre y sentirás, de nuevo, que la vida se te escapa en un suspiro.

Primera, ¿que tal si rescatas las conmemoraciones de tu cultura? Piensa en tu país, en tu religión o en tus tradiciones familiares y reconecta con las que te hagan sentido. Detén tu ritmo de vida y celebra o conmemora, según corresponda, para que hagas algo especial y con la gente con la que ese día te vincule. 
 
Segunda, celebra tus propias fechas con relevancia: tu cumpleaños, el cumpleaños de las personas que amas, el aniversario de tus relaciones, las fechas en las que empezaste a vivir en esta ciudad o a trabajar en esta empresa que si te gusta (en caso de que efectivamente te guste). Alíate con el calendario para celebrar lo bueno que hay en tu vida; y tal vez también para conmemorar lo que no fue tan bueno, pero mantiene un significado vigente dentro de tu historia de vida. 
 
Y tercero, siembra material para nuevas celebraciones, claro!! Haz planes de viajes interesantes, ponte retos grandes, medianos y pequeños, practica incorporar a tu vida cosas, situaciones y personas nuevas, y cuando obtengas cada una, celebra. Celebra lo que sale bien; celebra haberlo intentado, aunque dejes para luego celebrar por haberlo conseguido, celebra o conmemora pero deten el ritmo de tu vida para conectarte con el tiempo que transcurre. 
 
Tu vida esta hecha del tiempo del que te apropias. Si no haces tuyo el paso del tiempo, si no le das un significado a tus días y dejas que todos ellos, cada uno de los 365 de ellos, se te pasen de corrido, entonces tu no estas viviendo. ¿Qué piensas hacer al respecto?