Échale ganas...

Para esos momentos en que sientes cómo te llueve sobre mojado, o de aquellos en los que estás así como que no te calienta ni el sol, nada hay más estimulante a que alguien te diga "échale ganas...".

Entonces, probablemente sientes ganas de responder "caray¡!, que buena idea... hasta ahora no se me había ocurrido echarle ganas". #SarcasmAlert

Popularmente creemos que muchos retos en la vida se solucionan mediante la fuerza de voluntad, pero esta política del "échale ganas" nada más alimenta el mito de que la voluntad es un recurso inagotable cuando alguien tiene verdadero compromiso, pero nada que ver, esa no es la realidad.


La verdad es que nuestra voluntad se agota a fuerza de ejercerla, y en corto o mediano plazo nos terminamos ¿hartando?, ¿fastidiando?, y probablemente incluso renunciando. Habitualmente no se trata de debilidad de carácter o falta de ganas, sino de simple y vulgar fatiga.

Por eso es buena idea diseñar un conjunto de estrategias que apuntalen el esfuerzo para cuando la fuerza de voluntad se haya agotado: a mi me funciona inspirarme con libros o películas, alejarme de las "tentaciones", aliarme con personas que me motiven, planificar mis tácticas o mantenerme organizado.

Un coach personal puede ayudarte a diseñar estas estrategias para no cargarle la mano a tu fuerza de voluntad en el camino de alcanzar tus metas.

La voluntad surge de tu atención aplicada sobre un esfuerzo que te interesa intrínseca o extrínsecamente; y de la atención todos sabemos que para nada es infinita. Entonces, no pretendamos sacar adelante la vida a fuerza de voluntad... echémonos la mano con estrategias, disciplina y una buena organización para ser imparables.

Y bueno... la próxima vez que tengas la intención de sugerirle a alguien "echarle ganas", mejor ayúdale a diseñar una estrategia para seguir adelante. Seguro que va a agradecértelo mucho más.

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