Suplementos alimenticios

Para vivir una vida óptima necesitamos prestar atención a los tres elementos de una vida saludable: el entrenamiento físico, la alimentación y el buen descanso. De hecho, a este triángulo del bienestar, yo le agregaría por supuesto: la correcta gestión de nuestras emociones, pero eso será material para otro texto. 

A la alimentación en particular, hoy en día, solemos apoyarla mediante suplementos que aportan minerales y vitaminas habitualmente faltantes en nuestra dieta, o dan una extra en macronutrientes que nuestro organismo necesita en mayor proporción. 

¿Porqué usar suplementos? 

Se recomienda utilizarlos en ciertas etapas o cuando se tienen ciertos estilos de vida, en primera, porque muchos de los alimentos que consumimos, han perdido parte de su valor biológico / nutricional, a través de la industrialización o la falta de rotación de cultivos en los escenarios agrícolas. Entonces, hay poblaciones que muestran déficit en ciertos nutrientes esenciales, aunque su alimentación sea correcta, debido al bajo valor biológico de los alimentos que consumen. 

En segunda, hay personas que debido a una circunstancia clínica, absorben con deficiencia los nutrientes a través de su sistema de digestión y absorción de los alimentos, y en tanto esta circunstancia se mantenga, necesitan ingerirlos en mayor proporción. En algunas ocasiones, este tipo de circunstancias corresponden a la edad, por ejemplo: una persona entrada en los 40, regularmente absorberá con deficiencia las proteínas, de manera que es prudente aumentar el consumo de las mismas para no perder masa muscular. 

Y en este apartado, recordemos que el corazón forma parte de esa masa muscular total, de modo que la pérdida de músculo, puede llevar a eventuales problemas cardiacos.

En tercera, encontramos que la alimentación promedio, no está diseñada para ciertos estilos de vida. Una persona que vive una vida estresante, por decir un ejemplo, sumergida en constante ansiedad y preocupación, tendrá un organismo sometido a desgaste constante, que demandará una proporción mayor de ciertos minerales y vitaminas específicos que compensen y protejan su sistema nervioso. Estos micronutrientes no van a cubrirse necesariamente por la dieta, y será recomendable suplementar. 

Otro ejemplo, lo representan las personas habituadas a entrenar físicamente. La alimentación actual de una persona promedio, no está diseñada en su proporción correcta de carbohidratos, lípidos y proteínas, para la recomposición corporal. Frecuentemente incluso, está ¿diseñada? más hacia los parámetros que conducen a la obesidad. Por ello, suplementar con proteína en polvo, puede ser una buena idea, por ejemplo. 

Éstas fueron tres razones por las cuales vale la pena considerar la suplementación, pero siempre va a valer mucho más la pena, considerar preocuparnos primero por que nuestra dieta diaria constituya una alimentación equilibrada, variada, sabrosa y suficiente. Si yo sé que mi alimentación ya es como debiera ser, puedo cubrir las  carencias a través de la suplementación. 

Si tú percibes que tu dieta consiste en comer arroz todos los días, entonces quizá, valga la pena considerar alimentarte también con otros cereales; no comer frijoles todos los días, sino variar un poco con lentejas u otras leguminosas. Y ciertamente, si todos los días comes en McDonalds, debes reconocer que tienes una emergencia de variedad en tu dieta. 

Una dieta variada, garantiza hasta cierto punto, que obtendrás de tu alimentación al menos, un poquito de cada vitamina y cada mineral que tu organismo necesita para sus funciones biológicas. 

La virtud de los suplementos es que complementan una buena alimentación, su desventaja es que tanto que pueden ser un barril sin fondo en el que encuentres más suplementos de los que necesitas y cada cual más caro que el anterior, siendo un desperdicio de dinero que dista mucho de ser una verdadera inversión en tu salud; como que pueden llevarte del déficit, al superhábit, y debido al exceso de suplementos, termines intoxicándote con ellos. 

Intoxicarte con suplementos no es algo habitual, pero para darte una parte del contexto, imagina que existen vitaminas que se disuelven en agua, y existen vitaminas que se disuelven en grasa. Tú jamás te vas a intoxicar con una vitamina que se disuelve en agua, porque junto con el agua, igual que entran, se van de tu organismo a través de la orina; pero las vitaminas que se disuelven en grasas no salen de tu sistema tan fácilmente y se empiezan a acumular, generando efectos poco deseables. 

Esto lo entienden muy bien las personas que padecen un trastorno de la alimentación bastante particular: le llaman “ortorexia”. La ortorexia es una obsesión, evidentemente patológica, de comer sano y en ocasiones, o bien, que la alimentación esté completamente libre de “impurezas”, lo que sea que eso signifique. Pertenece a la familia de la anorexia y la bulimia, y puede llevar a cualquier persona, hombre o mujer, hacia horizontes muy oscuros y lejanos al bienestar. 

Recuerda esto: la alimentación debe ser suficiente para que tu organismo funcione como quieres que lo haga, pero jamás debe dejar de ser un disfrute para ti. Obsesionarte por la “correcta alimentación” puede convertir tu nutrición en una tortura, y eso activará procesos neurológicos de defensa, que harán que tu organismo interprete lo que te metas a la boca como una posible amenaza, y así reaccionará cada vez que comas. 

Por eso es importante ser consciente de cómo te estás alimentando, identificar los pros y contras de tu actual alimentación, quizá mejorar esa forma de alimentarte y el modo en que disfrutas de lo que comes; y después, ya ubica si efectivamente, los suplementos tienen algo con que contribuir a tu bienestar. En estos menesteres, visitar a un especialista de la nutrición sería una idea excelente, porque es justo la persona que mejor puede orientarte en las interrogantes que probablemente te va a dejar este texto.

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